1. MI DESTINO CON MI HERMANA


    Fecha: 16/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... con mi cuerpecito flacucho y esmirriadito, era como un grotesco falo inmenso que se empinaba desde mi entrepierna, mostrando además, aquellos dos gordos testículos henchidos y duros de tanta leche en una imágen de mí, que era hasta cómica por sus estéticos contrastes de ser yo tan delgadito y esmirriado, pero tan vergudón y así. ¡tan pelotudo! LORNA, inmensa, hermosa y gorda, alzaba sus brazos mientras reía a carcajadas así montada en mí, y yá, con sus pies, masturbándome en aquel andar haciéndome eyacular aquellos enormes chorretes cremosos de blaco y abundantísimo sémen que por la punta de mi empinada vergota, saltaban como chijetazos unos tras otros mientras mis gritos orgásmicos, gemidos y aullidos, se entremezclaban con sus carcajadas y exclamaciones burlonamente triunfales. Era, algo así como un "bautismo" de femenina dominación incestuosa en la cual estaba dándose el carácter de lo que iría a ser nuestra futura relación lujuriosa plagada de esas cosas donde ella, iría a ser mi perpetua dueña y dominante absoluta. Luego de horas así montándome, hasta ...
    ... agotarme bajo su peso y haberme hecho saltar la leche más de una vez en medio de esos orgasmos enloquecedores, me llevó hasta su cama, done comenzó, ahora sí, a follarme de una manera arrolladoramente avasallante, amasándome sin lástima y cabalgándome en un contínuo subir y bajar sobre mí manteniéndome permanentemente caliente y eficáz, en una performance amatoria que demostraba las bondades de mi rendimiento sexual en un rendir tan extraño según mi físico aspecto, que desdecía la ralidad de lo que suponerse se podría según mi cuerpecito pusilánime. LORNA me cochaba como energúmena exprimiéndome bajo su cuerpazo exuberante, y yo no era sinó un pobre bichito que enloquecía de calenturas subordinado al hacer de lo que quería ella hacerme. Folladas mamadas y hacerme lamerle desde los pies hasta el alma comenzaron a ser la vorágine loca de una relación lujuriosamente incestuosa en la que aquella tarde los dos en nuestra casa comenzamos, y, de ahí en más, todo continuó en esa marcha loca donde LORNA, hacía día y noche de mí, su juguetito caliente y felíz. ¡inmensamente felíz! 
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