1. Me cogí a mi vecina madura


    Fecha: 18/01/2025, Categorías: Sexo con Maduras Tus Relatos Autor: Arcangel, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

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    Laura, una mujer madura
    Por Siete -17/01/2506568
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    Sinceramente, hacía ya tres años que vivía en aquel piso y empezaba a pensar que quizás nuestras amistades podrían tener cierto punto de razón.
    
    Después de algunos días me decidí a aceptar la propuesta de mi suegra para que una de sus amistades me hiciese un proyecto de decoración. La verdad es que la idea me atraía un poco, conocía a Laura desde hacía unos cuantos años, desde que mi mujer y yo éramos novios y íbamos a la misma playa donde iban mis suegros. Allí se reunía todo un grupo, mucho mas que variopinto, extraño de gente todos los veranos.
    
    Algunas tardes en medio de la estival tertulia en la que me encantaba participar me encantaba llevarle la contraria a Laura. Es una mujer madura, morena muy atractiva, con un toque muy coqueto terriblemente elegante y con una alegría, humor e incluso conversación todavía juvenil. Le encantaban los bikinis y conforme llegaba el final de verano y después de unas cuantas sesiones de sol y baños de mar su piel su tenía con un color moreno cobre realmente bello.
    
    Solíamos ser de los últimos en dejar la playa al atardecer, cuando ya quedaba poca gente, esos últimos momentos de relax que deja la tarde del norte español. Durante esos minutos, había descubierto su afición a subirse las caderas del bikini y ajustarse la braguita entre las piernas para aumentar los centímetros de bronceado ...
    ... en su pubis, un momento en el que no podía evitar lanzar alguna mirada lujuriosa, que ella sorprendió alguna vez para mi rubor. Por suerte creo que mi mujer nunca me llegó a sorprender en estos momentos de azoro.
    
    Después de los veranos la verdad es que no volvía a verla prácticamente durante todo el año y la idea de encontrarme con ella en un restaurante, para charlar de mis ideas acerca de los cambios en la distribución para luego charlar días tarde con mi mujer de la decoración final, me hizo incluso recordar el olor de estío maduro en la playa.
    
    Durante nuestra conversación en el restaurante charlamos de muchos temas, recodamos algunas de nuestras discusiones tumbados en las toallas y algunas de la tontas anécdotas que inundan los veranos de arena y agua de mar. Ya me había sorprendido al encontrarnos de lo bella que estaba, pero mi impresión fue enorme cuando la observé al regresar a la mesa desde del baño antes del café.
    
    Por entre el pequeño pasillo del restaurante se deslizaba con una elegancia increíble Laura, toda vestida de negro, una blusa ligera, una falda ligeramente sobre la rodilla con una pequeña racha a un lado, unas medias tupidas negras y unos zapatos de salón negro con un pequeño ribete rojo sobre unos tacones altos y finos.
    
    La cara de embobado que debía tener en ese momento le hizo sonreír de una forma picara durante un buen rato, una sonrisa que repitió cuando me sorprendió durante el café un par de veces con mi mirada perdida sobre el canal de ...
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