Visitando a mi abuelo en el Asilo
Fecha: 16/02/2025,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Tus Relatos
Autor: Melany19hz, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Aquella tarde, mi mama me llevo al Asilo de ancianos a visitar a mi abuelo ya que tenía tiempo que no lo hacía, y de seguro le remordía la conciencia. Así que me pidió que la acompañara para que el abuelo me conociera, ya que tenía mucho tiempo que ya no me veía, desde más pequeña. Y ahora, pues yo ya estaba bien linda y sexi, aparte de ya ser bien cachonda, de seguro el abuelo no me reconocería.
Camino al asilo, empecé a recordar como el abuelo me acariciaba estando a solas con él en su habitación. Le gustaba meterme mano y acariciarme todita. Aunque yo era una bb, como que me gustaban sus caricias y cada rato iba y me metía en su cuarto.
El abuelo era bien caliente y me hacía de todo. Recuerdo que me la daba a acariciar y luego me la metía en la boca para que se la chupara y yo ya disfrutaba bien rico. Ya desde pequeña le empecé a encontrar gusto a mamar verga ufff.
Así que, me ponía a pensar qué pensaría el abuelo al verme así ahora, yo llevaba mi faldita corta del Cole, y se me veían las nalgas al caminar, aparte de que ya las tenía paraditas bien ricas y también mis bubis redonditas y apetecibles. Era yo un manjar a la vista, y me sonreía divertida al imaginarme la cara del abuelo al verme. De seguro, de inmediato recordaría todo lo que me hacía, a ver si no le entraban ideas extrañas al verme como ya me había puesto de buena y cachonda.
Cuando llegamos, nos informaron que el abuelo estaba en la salita tomando el té con algunos compañeros, así que nos dirigimos hacia ...
... allá. Al vernos, el abuelo se puso de lo más contento, con trabajos se levantó de su asiento, saludo a mi mama con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. A mi también me abrazo diciéndome lo hermosa que me había puesto y me puso una mano en las nalgas dándome un apretoncito, lo cual me tomo por sorpresa y hasta colorada me puse.
Me pude dar cuenta que los otros viejos me miraban con sorpresa y entre ellos comentaban con voz baja, pero sí que pude escuchar lo que decían.
~Es ella, es ella, la nieta de Rufino, la que manoseaba desde pequeña~
~Era cierto lo que nos contaba, era cierto, decían~
Yo me puse todita colorada al escucharlos, el mendigo abuelo les había contado todo lo que me hacía de pequeña, y ahora, al conocerme sus compañeros, yo me moría de la vergüenza, imaginando lo que pensarían de mí, todos esos viejos pervertidos.
En lo que mi mama platicaba con el abuelo, los viejos me rodearon y solo me miraban con muestras de admiración (y lujuria, claro), la verdad que yo me veía bien buena, sexi, atractiva y sobre todo cachonda, pero nunca imagine el impacto que provocaría en todos ellos, que nomás se cuchicheaban entre ellos diciendo una bola de peladeces.
Al despedirnos, el abuelo me dijo al oído, ~ven a visitarme otro día~ cuidándose que no la escuchara mi mama. Se despidió con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo, ya que le había encantado de sobremanera haberme vuelto a ver, y más aún, así como iba vestida y como me había puesto de linda. Por supuesto ...