Relatos eróticos esposos cómplices cap 166 - Relatos Eróticos

Relatos eróticos esposos cómplices cap 166

Hola soy Joaquín con 60 años de edad y les voy a contar una pequeña historia que tengo muy reservada para mí y para otra persona que me ha autorizadto a contarla cómo un desahogo, escudandonos en el anonimato.

Siempre he vivido en mi chacra y he mantenido a mis cuatro hijos que luego los mandé a la capital, en dónde se hicieron profesionales liberandome de su mantención. 

Cuatro años después falleció mi señora y mis hijos acordaron conmigo en alquilar la chacra y venirme a la capital a vivir con mi hija Lala, qué es la última y es qué tiene un sóla hijita de 4 añitos.

Todos de acuerdo hasta mi yerno, con mis trastes viajé instalandome en una bonita habitación con baño independiente que me asignaron.

Mis hijos hicieron una linda reunión en dónde traté de mostrar mi mejor cara, para que no vean en mi, la pena que aún estaba fresca y la nostalgia que sentía por mi cerro y mis animales.

Hacía esfuerzos para encontrar el gusto a las diversiones y entretenimientos tan variados que brinda la capital.

Me pasaba horas viendo películas en la televisión que instalaron en mi cuarto y habían algunas series en la cuál yá me había pegado, encendiendo mi lado erótico por algunas escenas calientes que pasaban, teníendo que desfogar con algunas pajas.

Todo iba avanzando lentamente, yo caminaba algunas calles y parques, esperando tener la suficiente confianza para irme sólo a un prostíbulo, por qué así tenía que ser, mientras yo seguía con mis pajas cada vez que se me ...

... subía la calentura.

Pero  un día pasó algo insólito, fué una mañana sabatina que habiendo terminado de bañarme me estaba secando en mi cama y viendo mi verga dura, inicié mi paja para luego tomar desayuno en el comedor con ellos.

Mi hija tocó mi puerta.

Yo : Quien ?

Hija : Yo papá.

Yo : Qué pasa hija ?

Hija : Te traigo el jugo para que lo tomes antes que se ponga espeso.

Cubriéndo con la toalla mi bulto que era muy notorio.

Yo : Pasa hija. 

Entró y con la cuchara movía mi vaso de jugo y yo avergonzado, por que me di cuenta que ella observaba mi bulto, sólo atiné a mirar el televisor.

Cuando menos pensé, mi hija se agachó y levantó mi toalla, metiendo en su boca mi verga dura y yo asustado miré la puerta abierta y sin pensarlo, sentí salir mis chorros de leche, no quedando otra cosa que tragarselos. 

Ví los gestos que hacía para no derramar nada y al finalizar, no pudo más y colorada salió rápido hacia el baño tosiendo.

Su esposo se le acercó y al preguntarle ella le respondió, qué por reírse de un chiste que le conté se atoró.

Me quedé de una pieza, pensando si era cierto o había sido un sueño o estaba enloqueciendo.

Mientras me vestía recordaba que era mi engreída, por ser la más chiquita y por lo graciosa que era. Qué le estará pasando. Ése sábado y domingo no pude hablar con ella, por qué su marido siempre estaba a su lado. Por lo menos tenía la tranquilidad qué él no sabía nada.   

La miraba disimuladamente y la veía chiquita y ...