Exhibiendo y entregando a mi esposa I - Relatos Eróticos

Exhibiendo y entregando a mi esposa I

... había calentado aún mas. No era posible lo que leía, ¿qué propuesta le había hecho ese viejo panzón a mi Bárbara? Y ¿por qué no me había contado ella nada? Decidí tomar una decisión: tome el teléfono personal de mi esposa y le marque a su jefe.

El asqueroso pervertido contestó al primer timbrazo, y dijo con una lujuria evidente:

- Ya sabía yo que un terminarías aceptando putita barata.

Pero se quedó mudo cuando escuchó mi voz y no la de Barbara. Le informé que era el esposo de Barbara y quería saber qué trato le ofrecía a mi esposa. El jefe se puso nervioso y trató de salir por la tangente pero le corté diciendo que sus mensajes y las fotos de mi esposa me había puesto caliente y quería saber qué buscaba el con mi mujer.

El jefe siguió insistiendo que era un malentendido y que él respetaba a Barbara por lo que le dije que le mandaría una prueba de que estaba interesado en conocer su propuesta: tome el teléfono de Bárbara y abrí la cámara. Su pose era inmejorable pues al estar en posición fetal empinaba su hermoso culo. Se podía observar sus piernas desnudas y su cuerpo cubierto por ese camisón transparente que dejaba ver su ropa interior negra a juego. Tome la foto y se la mandé a su jefe sin colgar la llamada.

La ...

... reacción del jefe fue la esperada. Grito “hija de su puta madre, esta más buena de lo que pensaba” y regreso a la llamada donde me dijo lo que ya sabía: Que se la quería llevar a la cama, pero me contó todas las veces que Barbara lo había rechazado a pesar de acosarla e incluso amenzarla con el despido.

Esa confesión me dejó estupefacto. Sabía que Barbara jamás se entregaría a otro hombre por sus valores y su forma de ser. Pero no sabía que había estado siendo acosada en la oficina por su jefe. Así que tomé una decisión y le pregunté al jefe qué propuesta tenía:

- “Quiero que me dejes disfrutar del cuerpo de tu mujer. A ella le ofrecí un aumento pero siempre se negó. Ella se le pierde y te pago a ti por dejarme usarla. ¿Qué dices?”

Yo no lo pensé dos veces y le dije que aceptaba el trato. Estaba tan caliente por la morbosa situación que hubiera aceptado aún sin paga.

El jefe rio de una manera que daba miedo y me felicito por mi decisión. Me dijo: “perfecto, te cuento mi propuesta. Pero mientras, por qué no me dejas ver más a Barbarita?”

Continuará…

* Los personajes y situaciones narradas en este relato son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas o hechos reales, pasados o presentes, es mera coincidencia.