1. Diario de un padre VII (Vino 11 años)


    Fecha: 22/12/2018, Categorías: Confesiones Autor: xverzo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gigantesco se apoderó de mí, el morbo de la situación me hacía besarla con más ganas, voraz, deseando cada centímetro de ella. Con mi boca prendida de su cuello, ella echo un brazo hacia atrás y agarraba mi cabeza. Le di un empujón que la puso de nuevo como al principio: apoyada en el colchón sobre sus rodillas y sus codos, con la espalda arqueada y levantando cuanto podía su traserito. Tomé mi pija y la pasé con más ahínco entre sus nalgas y la bajé hasta su vaginita, empujándosela sin esperar más. La sensación para los dos fue exquisita, su cuerpo se arqueó más y exhaló un gemido de gloria y yo podía sentir en mi pija la presión de su cuerpo tierno y la humedad, mojaba ya como niña grande, la sensación me hacía morder los labios y sujetarla de la cintura, enseguida comencé a follarla de tal manera que hacían un rico sonido sus nalgas al estrellarse contra mi cuerpo en cada arremetida. Respiraba entre los dientes y ella gemía con una cara de angustia y placer que la desbordaba, como a mí. Mis manos apretaban sus nalgas, su cintura, con fuerza, mi pija salía cada vez más mojada y entraba cada vez más fuerte. Mis testículos también chocaban contra ella, también me los mojaba. Para ese momento ya tenía un gemido continuo, era como un largo grito que subía y bajaba de tono y a su gemido se unía el mío y el chillido de la cama. Le saqué la pija de golpe. Estaba increíblemente mojada, “moja como putita” pensé y agarrándola de un brazo la llevé a la ventana mientras yo estaba ...
    ... detrás de ella le decía:
    
    -¿Ves a tu nueva mami?
    
    -Umjuumm.
    
    -¿Crees que le guste verte cogiendo? –Recosté mi cuerpo contra el suyo y si cara quedó contra el cristal.
    
    -¡No, no! –Se intentó zafar.
    
    -Entonces te portarás bien y obedecerás así como ahora. ¿Entendido, sobrinita? –Mis manos la alzaron tomándola de la cintura, sus tetas también se aplastaban contra el cristal.
    
    -¡Sí! –Dobló sus piernas hacía atrás y se sostuvo como pudo apoyándose en mis muslos.
    
    -Mojas como una putita, ¿sabías? –Empecé a empujar de nuevo mi verga dentro suyo.
    
    -¿Putita? No sé. –Soltó un suspiro y respiro entre dientes muy rápido.
    
    -No, no. Cuidado, calladita. –Le susurré poniéndome un dedo en la boca para que entendiera mejor.
    
    La luz entraba por la ventana y ya ponía ver mejor su cuerpo que con la luz de la lámpara del patio ahora tornaba a un tono dorado, la veía morderse los labios y contener la respiración mientras era de nuevo, su vaginita crujía en líquidos de lo mojadita que estaba y cada embestida la empujaba hacia arriba haciendo restregar su cuerpo contra el vidrio ya un poco empañado de sudor y de su aliento, el vidrio ahora también chillaba al ritmo de las embestidas. Su sudor eclipsaba el cuarto en un ligero olor a fresa que me estremecía. Era excitante ese aroma, perverso, morboso, era un perfume de inocencia que me impulsaba a poseerla de todas, todas. En esa posición, mis manos la sostenían de la cintura y a veces ya abrazaba como a un costal y la subía y bajaba ...