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JUANJO. CAP-1: DEMASIADO BUENO PARA SER CIERTO
Fecha: 23/12/2018, Categorías: Gays Autor: Sissy18, Fuente: SexoSinTabues
Buenas, antes de nada me gsutaría presentarme. Me llamo Juanjo y soy un joven que por motivos laborales vive en Madrid, aunque soy de Valencia. Tengo 25 años, aunque mi aspecto aniñado hace que aparente menos, mido 1.70 y peso 70 kilos. Me crié en una familia muy estricta y conservadora, y como tantos otros en esta situación, fue precisamente lo que me llevó a buscar primero porno gay y finalmente experimentar con otros chicos. A los 15 hice mi primera mamada a un chico de mi edad. Poco a poco una serie de pollas fueron pasando por mi boca y luego por mi culo, y poco a poco me iba gustando más y más. Por desgracia, los amiguetes sexuales vienen y van, y llega un punto en el que uno no encuentra gente dispuesta a experimentar morbos. El día que cumplí 18 años estaba muy estresado. Ya hacía semanas que no pillaba, y solamente coincidía con tíos que únicamente querían una mamada rápida o una paja, cosas que para alguien como yo ya eran bastante flojas. Fue por la tarde cuando me llevé la sopresa. Un chico nuevo apareció en la app que usaba para ligar. Su nombre era Roberto, tenía 23 años, medía 1.85 y pesaba 80 kilos. Algo de vello, barba y era muy guapo y con un cuerpo muy definido. Me enamoré al momento, tanto de él como de su paquete. Me comenzó a hablar para mi sorpresa, y poco a poco me contó que hacía natación (de ahí su cuerpazo), que trabajaba de camarero, tenía novia, sitio y quería conocer pasivos para polvos esporádicos. A medida que avanzaba la conversación el tono ...
... subía, yo ya me la estaba agarrando desde hacía un rato, pero cuando me enseñó el rabo de 21 cm, grueso, con prepucio; y sus dos huevos de macho, no pude resistir y me corrí. Al día siguiente seguimos hablando, intercambiamos fotos y quedamos en que nos gustábamos. Como parecía agradable y de fiar, le mandé varias fotos mías de cara y cuerpo. Me encantaba cómo me decía que le gustaban, y eso me animaba a mandarle más y más. A los pocos días sabía que algo tenía que pasar, necesitaba estar con aquel hombre y, finalmente decidimos aprovechar para quedar el fin de semana, aprovechando que la novia se iba a casa de sus padres y tendría el psi para él. Llegó el día y salí de casa con mariposas en el estómago. Había quedado con muchos chicos en los tres años que llevaba haciéndolo, pero ninguno estaba la mitad de bueno que Rober. Me moría de ganas. El metro me dejó cerca de su casa, en un barrio a las afueras. Llamé al timbre y la puerta se abrió, habíamos quedado en que para no destapar sospechas entre los vecinos, dejaría al puerta abierta y yo entraría. Entré en la casa, que daba al interior y no había demasiada luz. Lo primero que me sorprendió fue el mobiliario, era una cas antigua y los muebles asi lo reflejaban, cosa extraña para una casa en al que vivían dos veinteañeros. Estaba en mis pensamientos cuando escuché el sonido de unas llaves girando. - Hola Juanjo Me di la vuelta y al lado de la puerta, ahora cerrada, había un hombre mirándome. No era Roberto, estaría en sus 50, ...