La filosofía del látigo (Parte 3)
Fecha: 24/12/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: JuanCarlosBaca, Fuente: CuentoRelatos
1.
Era de costumbre entre Óscar y Fabián un descanso en el trabajo junto a la máquina de café. Tras una ardua mañana en la gestoría no venía mal una charla entre amigos y de paso un relax de cinco minutos antes de continuar con el papeleo angosto.
-Hey, ¿pudiste ir al club de golf ayer por la tarde? –preguntó Óscar entre sorbo y sorbo al café.
-¿A qué viene esa pregunta? Yo voy a donde me sale de la polla.
-No sé, es lo que me dijo mi esposa. Que no fuiste.
-Claro que fui, joder. A mi nadie me dice lo que tengo que hacer. Si quieres te enseño fotos, vamos, que fui.
-Ah, vale. Es que mi esposa me dijo lo contrario. Que tu mujer no te dejó ir.
-Pues perdona que te diga pero te está mintiendo. Como todas. Son una panda de mentirosas. Sólo mueven el culo por un billete de 50.
-Sí, es verdad, siempre gastándose nuestro sueldo en bolsos y perfumes apestosos. Vaya plan. En cuanto hay dinero en la cuenta van ellas y lo sacan todo para sus caprichos.
-Exactamente. De hecho, a mi mujer le he quitado las tarjetas de crédito. Qué coño. Ese dinero lo gano yo con mi esfuerzo.
-¿Tu mujer sigue sin encontrar trabajo?
-Que va. Está todo el puto día en el sofá tocándose el coño. Manda narices. Solo le falta la cerveza y me recuerda a mi padre frente al televisor.
Ambos rieron.
-Joder, Óscar, hay que imponerse.
-Así debe ser.
-Un poco de sangre en las venas, ostias. Me niego a ser un huevón y mantener a una mujer. Me considero un hombre hecho y ...
... derecho, y podría tener a la pava que desee.
-Que no te escuche tu mujer.
-¿Y qué si me escucha? En mi casa mando yo, que para eso llevo el dinero y una polla como una olla.
Ambos volvieron a reír con jocosidad.
-Bueno, vuelta al curro –consultó Óscar su reloj de pulsera.
-¡Choca, tío!
-Yeahh…
Y se separaron tras la palmada de manos.
2.
Dudó un instante antes de entrar en su casa, pero Óscar finalmente se decidió y accedió al salón.
-Hola, llegué.
En ese momento apareció su esposa firme y segura.
-¿Sabes qué hora es, Óscar?
-No, ¿por?
-Tenías que haber llevado a tu hija a sus clases de ballet. ¿Se te olvidó otra vez?
-Ostias, es verdad, lo siento…
-¿Qué fue hoy? ¿Una cervecita en el bar de la esquina?
-Sí, es que me relaja tras toda la mañana en…
-A mí me importa una polla tus excusas. He tenido que llevarla yo al ballet. Eso quiere decir que me debes dar el gasto de gasolina y que en 45 minutos vayas a recogerla. ¿Estamos?
-Sí, claro, no hay problema.
-Han sido 25 euros en gasolina.
-¿Tanto?
-10 euros más 15 por joderme mi hora de manualidades. En posición.
-Eli, por favor, de verdad, no volverá a suceder…
-¡En posición, coño! ¡Ya!
Temeroso, Óscar se bajó los pantalones, luego los boxers y sacó el culo apoyado en el filo de una mesa.
Mientras tanto, Eli se quitó el cinturón de sus vaqueros y se lo enrolló en la mano derecha.
-No chilles. Sólo serán 12 correazos. Como se te ocurra quejarte o pegar un ...