1. LA ESCLAVA DEL SEXO 1 (contada por el)


    Fecha: 26/12/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Es que yo soy muy erótico. Tengo una gran imaginación sexual. He estado a la espera de una mujer como Diana, la linda “guitarra” que todos los hombres del barrio hemos querido culiar, pero nunca pudimos. Ella sabía que todos queríamos meterle la verga, pero nos tenía miedo.
    
    Si ustedes la conocieran: Hembra más rica y delicada que ella no hay: De porte más que mediano, de cara linda, piel canela; ojos soñadores como esas muñecas dormilonas de pestañas grandes, de nariz firme pero fina. Sus mejillas son suaves, sin manchas en la cara. Cuando se ríe, se le hacen unos hoyuelos muy graciosos. Sus labios sensuales son gordezuelos, con forma de corazón, muy rojitos y ricos para besar, con dientes blancos y perfectos, toda ella graciosa y rica.
    
    Su cuerpo es explosivo: Sus pantorrillas son algo gruesas y perfectas, sus piernas son pura curvas de carne jugosa y firme, con unas caderas anchas como una manzana. Es una yegua primeriza lista para la cama, una delicia mi Diana; hecha para mí: Para llevarla a explorar por todas partes, y conseguir lo que a ella mismo le dije con audacia: “Quiero que conozcas distintos ambientes, quiero que disfrutes la carne, quiero que te vuelvas loca por la verga”
    
    Yo, que soy un loco y un atrevido, decidí hacerlo, pero no por la fuerza; eso no va conmigo. Iba a lograrlo poco a poco, disfrutando el erotismo que se despertaría en ella y en mí, cuando la vaya llevando lentamente por el mundo del sexo y de la carne.
    
    En mi tierra el sexo es ...
    ... caliente, en todas partes se respira salsa y reggaetón; a las chicas más lanzadas les gusta aventurarse por allí, por los bares y zonas, donde los hombres les seguimos la pista para disfrutar con ellas, emputecerlas, y culiarlas. Diana no es de esas, pero yo me encargaría de que esa rica y frágil nena viva algo distinto, como yo quería.
    
    Yo sabía que ella era una hermosa niña de casa. Por eso primero quería asegurarla para mí, y luego disfrutar viendo su mirada, sus gestos, las emociones y reacciones que ella sintiera, a medida que la llevara por el mundo de la carne. Yo quería erotizarme y erotizarla, hacer que se vaya enamorando de la verga, que esté siempre emocionada, y deseando estar donde yo la lleve, sintiéndose una mujer deseada donde vaya, sin ser vulgar.
    
    Pero me faltaba experiencia. En realidad, lo que pasó la primera vez entre los dos, ni ella ni yo lo habíamos planeado, pero salió, salió rico; y la culiè bien, porque en eso soy un experto. Pero cuando ella salió por esa puerta, nada quedó acordado entre nosotros, yo no sabía que hacer después.
    
    Entonces fue que me acordé del viejo Calixto.
    
    Calixto es un viejo curtido en el ambiente de la carne y de las mujeres, anciano pero sabio en el mundo de los hombres duros. El me quería como hijo, el me tenía que enseñar lo que yo no sabía para formar eróticamente a una mujer, Así que fui donde él.
    
    Al verme, el viejo se alegró, y después de escuchar lo que yo quería hacer como pareja con Diana, tomando su negro café, y ...
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