LA ESCLAVA DEL SEXO 1 (contada por el)
Fecha: 26/12/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... fumando un puro que el mismo hiso, me empezó a decir:
“Después de tu primera experiencia con ella no la has vuelto a ver ¿no?” “Lo primero que debes hacer es ubicarla, y encontrarla otra vez. Este momento es muy importante, no te olvides de que después de lo que pasó entre los dos ella podría tener miedo, y tal vez vergüenza. No te olvides que ella; a pesar de su inexperiencia, voluntariamente se asomó delante de ti en ropa interior, y se entregó como mujer. Por eso, acércate a solas con amor y suavidad, sin excusarte ni pedir disculpas. Y si ella habla, solo escucha. Cuando se halla desahogado, y esté tierna, la abrazas y la besa con ganas de varón, sin decirle nada de sexo”
“Toda mujer recuerda mucho su primera vez, y seguro a estado pensando en ti, y en ese día. Aunque ella no quiera, va a desear que tú la vuelvas a culiar; no lo hagas. Solo empieza a disfrutar de su deseo de ti”
“Después empieza a invitarla a sitios donde estén solos o con gente. Muéstrate como varón atento y gentil, tienes primero que lograr que ella se enamore de ti. Cuando lo logres, ven otra vez donde mi, para enseñarte el segundo paso”
Después de hablar con el Viejo Calixto, busqué una oportunidad de hallar a Diana, y lo logré. La encontré en un callejón, mientras vendía su mercadería.
Al acercarme, ella hiso un ademán de escapar. “Espera”, le dije. “Es que yo…yo” Balbuceó, y empezó a decir cosas de sus miedos, su vergüenza, de que ella era una chica de buen proceder, que fue su ...
... primera vez, y ahora, que iba a pasar… Y la pobre se puso a llorar, mientras yo; sin que pueda evitarlo, sentí una gran pena.
Después que se desahogó, mientras yo la escuchaba en silencio, la atraje hacia mí, la estreché acariciando su cabeza, mientras ella suspiraba y gemía de vergüenza. Luego, tomando suavemente su barbilla, le deposité suavemente un beso, que fue correspondido lentamente.
Después de mirarla al fondo de sus ojos entristecidos, puse mi brazo izquierdo detrás de sus hombros, y con fuerza y pasión la besé. Al soltarla, sus ojos ya no estaban tristes y brillaban con fuego, mientras respiraba entrecortadamente. La volví a besar del mismo modo; pero esta vez, mi mano derecha se metió debajo de su falda, acariciando esos muslos carnosos y suaves. La bese y acaricié como a una Puta, hasta que la respiración de ella ya no pudo más, y se soltó transformada: “Aquí no, aquí no” me interrumpió sofocada “Vamos a otro sitio”
“Mi niña” Le respondí con ternura “no iremos a ningún otro sitio, ¿podemos vernos mañana?”. Ella, incrédula, y con cierta angustia me respondió: “Pero…tenemos que ir a algún lado, ahorita”
Mientras su deseo se desbordaba por sus ojos y su rostro, yo; complacido, comencé a disfrutar de sus ganas de ser poseída otra vez. “No mi amor, debes calmarte, nos veremos mañana a las 4 de la tarde en el parque “Nautilus”, allí estaré” Y diciéndole esto, la besé en la frente, y me marché. Al abrazarla, sentí que su piel ardía como un fuego.
Al otro día la ...