1. La propuesta de andres


    Fecha: 28/12/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la gente del bar, ni la sorpresa que iba provocar en él. Apuré el último trago de la guinness, me incorporé y le besé en la boca.
    
    -¡Joder, Carla, no hagas eso! No soy de piedra-
    
    Sentí en mi vientre el hormigueo del deseo. Necesitaba sexo, un hombre comiendo mis pechos y mi entrepierna y luego folándome sin miramientos. ¿Quién mejor que él?
    
    Miré a ambos lados de la barra. Nadie estaba interesado en nosotros. En un movimiento gatuno, del que nadie se percató, salvo mi amigo, me quité el tanga y se lo metí en el bolsillo del pantalón, rozándole con mis dedos los testículos de forma intencionada.
    
    -Estás bebida, definitivamente te ha sentado mal la cerveza-
    
    -No- le dije secamente, mirándole a los ojos
    
    -Carla, no quiero perderte como amiga. No hagamos nada de lo que tengamos que arrepentirnos-
    
    Al pobre le había cambiado la voz. Ya no era tan grave ni segura. No podía dejar de pensar que tenía mi tanga rojo metido en el bolsillo y miraba mis piernas, tan solo cubiertas mucho más arriba del medio muslo, por la minúscula falda de mi vestidito.
    
    Acerqué mi taburete al suyo. En el escenario del pub había comenzado una actuación de un grupo de rock y habían atenuado las luces del local y encendido las del tablado. Abrí las piernas y le invité con un gesto y una mirada corta hacia abajo.
    
    -Nos pueden ver- me dijo
    
    -¿Y eso te importa?-
    
    Su mano se posó en mi rodilla, acarició mi muslo por la cara interna.
    
    -Carla llevo semanas sin hacerlo-
    
    -¿Sin ...
    ... follar?-
    
    -Si-
    
    -Tócame el coño- le ordené
    
    Sentí su dedo tímido jugar con el vello cuidado de mi sexo, acariciar mis labios mojados y buscar la abertura. Saqué el culo de la banqueta y abrí más las piernas.
    
    -Mételo-
    
    -¡Joder, Carla. Somos amigos!-
    
    -Andrés. Méteme el dedo-
    
    Los sentí entrar. Dos dedos de Andrés se abrían paso como cuchillo en mantequilla. Cerré los ojos y abrí la boca. Un intenso calor y un hormigueo nuevo, embriagador se apoderó de mi entera. Nadie nos podía ver. La oscuridad del local y la actuación de la pista acaparaban las pupilas de los clientes y camareros. Me busqué sobre la tela del vestido el pezón y lo pellizqué.
    
    De repente me puse de pie y besé de nuevo a Andrés en la boca. El me apretó el culo sin bragas sobre el vestido, amasando mis nalgas. Abrió las piernas, me cogió de las caderas y apretó mi vientre contra su falo erecto bajo el pantaón.
    
    -Paga y llévame a tu casa- le pedí con tono mimoso.
    
    -¡Me vas a matar, Carla, esto no me lo esperaba!-
    
    Andrés conducía su BMW antiguo, de la serie cinco, azul índigo, mientras yo le sacaba el rabo. Alternaba las miradas a las luces de los semáforos y las farolas de la noche de Madrid con las que dejaba escapar a la mano con la que le masturbaba o a la teta que me había sacado del vestido.
    
    -Nos la vamos a pegar- Me advirtió.
    
    -Por la cuenta que te trae y si no quieres perderte esto no te estrelles- le dije remangando mi vestido hasta la cintura y enseñándole el coño desnudo con las ...