Convirtiéndome en una trans puta
Fecha: 08/05/2025,
Categorías:
Transexuales
Tus Relatos
Autor: Karen, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... como en luna de miel, teníamos sexo entre 2 y 3 veces al día, incluso cuando se despertaba en la madrugada me despertaba con sus besos y caricias y me poseía como su hembra que ya era. Él dirigía y mandaba en nuestra relación y yo me sometía y obedecía con cariño, era muy cariñosa y melosa con él y quería agradarlo en todo por eso empecé a cocinar lo que le gustaba y procuraba ponerme solo shorts y minifaldas así como vestidos muy cortos y entallados, porque me gustaba mucho que me viera así vestida, cosa que a él le fascinaba. También empecé a usar mucha lencería porque aprendí que eso lo enloquecía.
Llevábamos como 3 meses de vivir juntos Jorge y yo, cuando sentía que tener su verga ya era una necesidad para mi, pues los días que él no estaba, por haber ido a ver a su familia o por alguna otra razón, me sentía ansiosa, desesperada, necesitada de ser poseída sexualmente con urgencia, por eso me vestía con pura lencería cuando el ya iba a regresar y tan pronto llegaba de inmediato corría hacia él abrazándolo y llenándolo de besos, agarraba su pene y luego lo chupaba y mamaba con cuidado y amor, actos que le gustaban mucho de mi parte y por eso siempre terminaba ...
... poseyéndome sexualmente.
En cierta ocasión, de la empresa donde trabajábamos mandaron a Jorge por el lapso de un mes a una sucursal que habían abierto en Villahermosa, Tabasco. Y eso me permitió confirmar que efectivamente, yo ya tenía necesidad de ser tratada como hembra, de ser cogida frecuentemente, pues desde los primeros días me sentía rara, estaba anciosa, seria, disgustada y solo pensaba en los besos y caricias que me daba Jorge, así como en lo mucho que disfrutaba cuando me metía su verga. Como estaba desesperada, el sábado de la semana que se había ido, me arreglé con un atuendo muy provocativo, minifalda, blusa escotada, tacones muy altos y medias de red, bien maquillada, ensi, como toda una mujer, y salí por la noche a un antro para gays, el spartacus, y ya adentro, un hombre maduro me invitó una cerveza y platicamos un rato, mientras me agarraba las piernas, y durante la platica sin querer me dio una gran idea, pararme en las esquinas como una puta y allí ofrecerme. Y desde esa noche empecé a saciar mi necesidad de verga, con los hombres que me abordaban en la calle cuando me paraba para ofrecerme. Pero las aventuras que viví allí serán motivo de mi siguiente relato.