1. La chica del gimnasio


    Fecha: 01/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: historiasanonim, Fuente: RelatosEróticos

    Cada mañana observaba sus pasos. Llevaba varias semanas obsesionado. Desde que tropecé en la salida de su portal no había parado de pensar en ella. En primer lugar me llamó la atención su simpatía, únicamente cruzamos 3 frases, pero eso bastó para que me hechizara. Físicamente no era exuberante, pero para mí, cada parte de su cuerpo era perfecta. Aunque debería tener unos treinta años, tenía cuerpo de niña, muy delgada de cintura y con unas tetas pequeñas y firmes. Soñaba con besar su labios, acariciar su cuerpo centímetro a centímetro, oler su cuello. Si cerraba los ojos podía imaginar sus manos recorriendo mi cuerpo, sólo con pensarlo mi corazón se aceleraba y mi excitación aumentaba de tal manera, que con solo rozar mi polla era capaz de correrme.
    
    Si hubiese aceptado tomar ese café conmigo, no estaríamos ahora en esta situación. Pero claro, ella tenía novio, le halagó mi oferta, pero la rechazó con la mejor de sus sonrisas.
    
    Intenté olvidarla, lo juro, incluso follé un par de veces con una ex con la que aun quedaba de vez en cuando. Pero enseguida volvía a mi cabeza su imagen. ¿Cómo podía ser que una total desconocida me atrajese de esa manera? No me había pasado nunca nada similar. No sabía que hacer y esa misma mañana decidí empezar a seguirla.
    
    Por las mañanassalía de su portal sobre las 8:50h, tenía 2 niños que rondarían los 4-6 años. Los dejaba en la escuela. Entonces entraba en un gimnasio cercano.Salía a los 10 minutos en mallas y camiseta e iba a correr a ...
    ... un parque. Yo la observaba desde la lejanía, ella me conocía y no quería que se sintiese incomoda. Después de media hora de carrera, volvía al gimnasio. Salía una hora después con el pelo húmedo y con ropa de calle. Hacía diferentes compras por el barrio y volvía a su casa. No volvía a salir hasta las 13,50h, hora en la que iba al colegio a por los niños y volvía a su casa. La rutina cada mañana era la misma.
    
    Por las tardes yo trabajaba, por lo que normalmente no podía seguir sus pasos.
    
    Cada mañana, después de observarla y hacer alguna foto, volvía a mi casa, siempre con la polla durísima y a punto de reventar. Bajaba mis pantalones y calzoncillos mojados y me la machacaba como cuando tenía 13 años. Fantaseaba con distintas situaciones. Llegaba a hacerme 3 pajas seguidas para que se me bajase el calentón. Y así día tras día.
    
    Una mañana mientras veía sus tetas botar durante su carrera matinal, se me ocurrió ir un poco más allá. Necesitaba sentirla cerca y decidí apuntarme a su gimnasio.
    
    El primer día que coincidimos pensé que habría algo de tensión, ya que no nos habíamos vuelto a ver desde que rechazó tomarse aquel café conmigo. Sin embargo, nada más verme entrar en la sala de spinning, me saludó con una sonrisa y me preguntó si era mi primer día. Eso me tranquilizó. Me dijo que se llamaba K y estuvimos hablando sobre temas del gimnasio durante 4 o 5 minutos, hasta que me dijo que le tocaba sudar otro rato. Se puso unos auriculares, se subió a una de las bicis y ...
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