1. La chica del gimnasio


    Fecha: 01/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: historiasanonim, Fuente: RelatosEróticos

    ... comenzó a pedalear.
    
    Yo no quería parecer pesado, así que me subí a una de las bicis que se encontraba 2 filas por detrás de ella. Por más que lo intentaba, no podía evitar fijarme en su culo, sus caderas, sus piernas.. también estaba pendiente del espejo que teníamos frente a nosotros, no quería que se diese cuenta de que no dejaba de observarla. Mi polla no se había relajado desde el primer momento que la vi. Cuánto más la miraba, más dura se ponía. A través del espejo veía sus tetas balancearse, pero lo que más me ponía era cuando pedaleaba como si estuviese en un sprint. El sudor recorría su cuerpo, y su culo, bien marcado por las mallas, se movía a cada lado del sillín. No podía aguantar más, podía notar las venas de mi polla palpitar, pero con semejante erección no podía bajarme de la bicicletay pasar delante de ella, seguro que se fijaría en el bulto que escondía mi pantalón.
    
    Me incliné un poco más de lo normal en la bici, quedando mi polla aplastada entre el sillín y mi ombligo. Comencé a moverme sobre el sillín mientras pedaleaba, estaba muy excitado, imaginé que estábamos los dos solos en la sala y que ella comenzaba a bajarse las mallas sin explicación alguna, dejando al descubierto un culo redondo y respingón.. no hizo falta más. De mi polla salieron varios chorros enormes de semen, mojando completamente mis calzoncillos.
    
    Una vez relajada la polla, seguí pedaleando unos segundos. Me bajé de la bici y pasando delante de K me despedí diciendo que ya era ...
    ... suficiente para el primer día. Ella sonrió y me dijo que ya nos volveríamos a ver.
    
    Me dirigí a los vestuarios. La puerta de los chicos se encontraba junto a la de chicas. Entré en el vestuario y me desnudé mirando que nadie viese mis calzoncillos y polla llena de semen. Me duché y me fui a casa. Antes de ir a trabajar tuve que masturbarme otra vez pensando en lo que había pasado.
    
    Cada mañana se repetían las escenas. Yo llegaba al gimnasio, hacía lo que fuese por coincidir con ella, normalmente en la sala de spinning, hablábamos de cualquier tema unos minutos, nos poníamos cada uno con nuestros ejercicios y yo terminaba corriéndome en la bici o en el baño.
    
    Una mañana decidí ir antes al gimnasio, coincidimos en la entrada y nos dimos los buenos días. Entré en mi vestuario, no podía parar de pensar que en ese mismo momento, al otro lado de una fina pared estaba ella desnuda cambiándose. Me cambié rápido, quería coincidir con ella antes de que se fuese a correr. La esperé en la puerta del vestuario disimuladamente. Cuándo K abrió su puerta hice como que no la veía mientras me ataba una de las zapatillas.
    
    Ella se fue a correr. Yo me dirigía a la sala de spinning, pero al pasar por la sala de musculación y ver que no había nadie, me vinieron a la cabeza las palabras de K, ¿No habría nadie en esos momentos en los vestuarios?
    
    Me di la vuelta, llegué a los vestuarios y con cuidado abrí la puerta de las chicas. Si había alguien dentro y me viese, tendría que hacerme el ...