Mi primera vez en Cabinas CDMX - Relatos Eróticos

Mi primera vez en Cabinas CDMX

había conocido a esta persona, con la cual llegamos a un acuerdo, él quería una sumisa obediente y yo buscaba un amo demandante. 
ese día después de dejar las cosas claras y cerrando el trato con una mamada rápida en el auto, quedamos de vernos en bellas artes días después.  

el día del encuentro, aunque un poco temerosa con lo que podía pasar, seguí al pie de la letra las exigencias que mi amo había pedido: sin sostén, una falda corta, tanga pequeña y bien depilada, no quería ver ni un vello en mi pubis; así fue como me encaminé al lugar ya pactado. 

mi amo había sido claro diciendo que si no me sentía cómoda visitando aquel lugar, solo podíamos ver y no participar, pero que tenía que seguir al pie de la letra las indicaciones que me diera, así que como la buena perra que soy, le dije que si sin poner pero o resistencia. 

al entrar al lugar, me llamó la atención la cantidad de hombres que había afuera, me sentí un poco intimidada, era como si me desnudaran con la mirada, voltee a ver a mi amo y noté en el una cara de satisfacción, le gustaba que me miraran como si fuera un pedazo de carne. 

una vez adentro de las famosas cabinas, me tomó de la mano y me llevó a dar una vuelta por el lugar, quería que viera más o menos de qué se trataba el asunto y ahí iba yo, atrás de él con los ojos bien abiertos y un poco cohibida con lo que estaba viendo, cabe aclarar que no era mojigata o que me espantara ver gente cogiendo en vivo, es solo que entre imaginarlo y ...

... vivirlo, había mucha diferencia. 

llegamos a un espacio solo, él se sentó y me jaló para empezar a besarnos, me sentía bastante nerviosa y no sabía que debía hacer o no, así que solo seguí las indicaciones que él me daba. 
después de un beso bastante húmedo y sin darle tantas vueltas, desabrochó su pantalón  y se sacó la verga: “híncate y chúpala, pendeja”, esas palabras me agarraron de sorpresa, porque aunque ya había mamado su pito, no se había referido a mí de esa manera.  

al ver que no me movía, me tomó del hombro y me obligó a ponerme de rodillas, así que solo me quedó abrir la boca y recibir aquel pedazo de carne caliente, me tomó del cabello y me empujó hacia el, haciendo que me ahogara.
la situación era morbosa, yo con mi pequeña boca tratando de tragar toda su verga, mientras mi tanguita empezaba a ponerse humeda con cada palabra que salía de su boca. 

“eso puta, trágatela toda, eres una pendeja” lo escuchaba decir mientras seguía chupando su pito, yo solo no dejaba de pensar en lo excitante que estaba siendo la situación, jamás habían sido tan toscos conmigo, pero había algo en él que me gustaba, no sé si era él como me hablaba o la manera en que me estaba empezando a someter. 

de un momento a otro me jaló del cabello y me puso de pie, me pidió empinarme y como pude me coloqué en la pequeña banca que había en la habitación, “mira como te ven, mi niña, ahora enséñales que tan buena puta eres” voltee a ver a que se refería y pude notar que teníamos algo de ...