Son tan bellas las mujeres que quisiera ser una - Relatos Eróticos

Son tan bellas las mujeres que quisiera ser una

... jeans blancos que resaltaban mis nalgotas paradas, abajo un chemise de seda rosa, pantaletas cacheteras también rosas, liguero lila y medias y salí a dar la vuelta. De regreso un viejo se me acercó y preguntó por el mercado de abastos y le dije, Ah si, venga conmigo yo paso por ahí. Veníamos platicando y noté que él se retrasaba, probablemente me venía viendo las nalgas hasta que se me emparejó y me abrazó de la cintura y me dijo: Eres joto? No se, contesté, nunca he estado con un hombre.  Acto seguido me agarró de las caderas y me puso contra una jardinera y en plena calle obscura me empezó a dar arriimones que me recordaron a mi primera ocasión de mi violador frustrado de la infancia. Se sacó su verga parada y se la sobé, me di vuelta y me hinqué para chupársela, por primera vez chupando un pene parado! de un viejo, no me importaba Cuando sentí su líquido pre seminal en mi boca me levantó, me volteó contra la jardinera y me desabrocho el pantalón y me lo bajó . Cuando vio mi ropa interior se volvió loco, y sin más me metió la verga en el culo, sin condon, sin saliva, así nomas. El dolor era increíble y aun así yo me abría las nalgas con los dedos para que entrara más verga en mi ano, penetración profunda pues. Y  empezó a hablar, me decía cosas hermosas, me hizo sentirme mujer, deseada, querida, bella, puta. Se corrió dentro de mi culo, estuvimos largo rato hasta que su verga se bajó y se salió sola de mi culito, nos sentamos, me dijo que fue tremendo nuestro palo, me besó en la mejilla y se fue él por un lado y yo por otro. Fue la última vez que me vestí de niña y nunca volví a tener relaciones gay. Fue más que suficiente.