1. Noche de guardia movidita


    Fecha: 01/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    En esos tiempos estaba como encargado de farmacia de un hospital, los fines de semana hacemos guardias de 24 horas. Es vox populi que suceden “cosas”, no tantas como se piensan, pero que las hay, las hay.
    
    Era sábado por la tarde, cuando se han retirado la visitas, disminuye el trabajo y se relaja la disciplina, si no hay urgencias es tiempo para tomarse un momento de recreo. Todos sabemos que cuando el gato no está, los ratones… Esa tarde aburrida y con exceso de ocio, se presentó Laly, enfermera de terapia intermedia, se detuvo en el vano de la puerta, el tras luz del uniforme de verano permite entrever y adivinar la estupenda silueta de este “minón infermal” (mujer voluptuosa).
    
    Recordé algunos comentarios que la pintaban como súper calentona. Me equivoqué casi nada. Sorprendiéndome en mi admiración dijo:
    
    -Qué te pasa, hace mucho que no ves una mujer?
    
    - Así como vos? No!
    
    - Solo te conformas con mirar?
    
    -Y... no, lo que veo promete… me equivoco?
    
    -Si prometés “portarte bien”, no te equivocas. Ahora tengo que volver al piso y luego, si querés…, a la medianoche te llamo y tomamos mate en la habitación de guardia, Sí?
    
    - De acuerdo, espero. Si hay yerba tomamos...
    
    -Y si no hay yerba?
    
    - Entonces lo del conocido dicho? (el dicho local es: tomamos mate o cogemos)
    
    -Veremos… -cómplice suspenso.
    
    Eran once y media, todo mi trabajo organizado, también las indicaciones a mi ayudante, cuando sonó el teléfono.
    
    - Hola!... -ella invitándome.
    
    - Sí, voy ...
    ... volando.
    
    Volando hasta el cuarto piso. Laly me recibió en la puerta de la habitación de guardia, tomé precauciones de que no me vieran entrar. Co con el ambo blanco, sin soutién, traslucen sus voluptuosos pechos, paraditos, pezones erectos como flecha.
    
    - Pasá, esta habitación no es para la guardia, es para...
    
    Había estado tomando mate, me cebó uno, justo me dio pie para completar el viejo dicho.
    
    - Uf, qué lástima… si no había yerba…
    
    - Tomamos unos “amargos” y luego te endulzo todo
    
    Compartimos esos amargos (cebado sin azúcar) durante un buen rato, motivo para el diálogo, sentada sobre mis rodillas. Dijo que estaba un poco bajoneada, que no tenía comunicación con su pareja (diálogo poco y fricciones muchas), que se había esfumado.
    
    – Mal atendida?
    
    - Se me nota tanto? Revalorizada como mujer, me comías con los ojos.
    
    -Con los ojos solo?
    
    -Con lo que quieras. Hoy no es de mis mejores días, quiero “Tirar la chancleta” (atreverme).
    
    -Te presto mi “oreja”, dije con real afecto y compañerismo.
    
    -Te lo agradezco, ya lo verás.
    
    Me tomó la cara entre sus manos, besó en la boca. Su lengua exploró la mía, nos comimos, luego me la estrujó y frotó entre sus pechos. Qué premio!
    
    -Gracias, necesitaba ser escuchada, siguió, no tengo a quién contar.
    
    –Tenés un amigo, contá conmigo.
    
    - Basta de cháchara, “vamos a los bifes”! (a los hechos). Se terminó la yerba, A coger!
    
    - Entonces cojamos!
    
    Reímos por la ocurrencia, acercamos nuestras almas, frotamos ...
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