1. Noche de guardia movidita


    Fecha: 01/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... culo que me tentaba a tomarlo por asalto, incitaba a penetrarlo.
    
    –Me dejás probarlo? -pedí dubitativo, nervios y ansiedad.
    
    - Si sos cuidadoso y no me lastimás. Con temor y curiosidad. Probá, nunca me lo hicieron, él lo intentó, pero como me dolía no siguió. Soy virgen total por el ano. Continuó diciendo:
    
    - Te lo recomiendo, tenés una “morcillota”, lo tengo cerradito. Me dejo, pero despacio porfa!
    
    Me indicó que tenía una pomada para “eso”, que estaba segura que se lo pediría y si le hubiera hecho pasar un buen momento, no tendría motivo de negarse.
    
    – Me hiciste sentir bien papito, busca en mi cartera, es para usar tu premio.
    
    Esparcí la cremita en el “marrón”, acariciaba e introducía un dedo, alternando cada vez por uno más gordo que el anterior, sin dejar de bombearla por la argolla. Saqué la pija húmeda de flujos y se la apoyé en el ano, masajeando y separando las nalgas, apoyé en el centro del hoyo, empujé levemente; reaccionó en acto reflejo, detuve un instante, otro intento con más intensidad.
    
    Pedí que se frotara la vagina, detengo un poquito, para adaptarse al invasor, nuevos dolores, nuevas sensaciones, nuevas emociones, una sonora nalgada distrae lo necesario para mandársela dentro.
    
    Tranquilizada, a medias, le dije que aspire aire por la boca con intensidad, y cuando estaba concentrada en esto, se la mandé hasta los huevos, por completo.
    
    – Ya está! Entré en vos…
    
    - La puta madre, me abriste toda!
    
    Gritaba, dolor o placer, o un poco de ...
    ... ambos. Se la mandé hasta los huevos con fuerza.
    
    La silocaína anestesia el ano, pero también la sensibilidad del glande, por ese motivo el polvo se prolongó mucho más de lo habitual, tanto, que perdí noción de cuanto podía aguantar. El dolor de ella se atenuó y “serruché” en su ano como para sacarle chispas.
    
    Llegué al límite de mi resistencia, bañados en sudor, pegados piel a piel, eyaculé dentro del maltratado ano. Para mi sorpresa, avisa que por acción de la mano en la chucha está acabando. Era cierto, se retorcía y acababa. Cuando retiré el choto dentro de su apretado estuche venía con rastros de sangre, el semen burbujea en el ano, escurriéndose.
    
    Exhaustos, uno sobre el otro, agotados y satisfechos. Sin movernos, en cucharita, hasta recuperar el aliento, el tiempo no contaba, las sensaciones vividas momentos antes, no tenía parangón con nada parecido, cogida apoteótica. Reconciliada con el sexo, no para de agradecerme el haberse sentido bien hembra. Yo agradecía el regalo de su culito virgen.
    
    Al día siguiente, me llamó:
    
    - Te odio, te odio. Estuve en el inodoro sentada y gritando, me sangró un poco y me dolió mucho. Ahora me duele… pero cuando se pase y pueda sentarme bien… Me vas a tener que coger y hacérmelo otra vez. Qué te habías creído?
    
    Iniciamos una amistad y un entendimiento sexual increíble. Demás está decir que terminó por hacerse adicta al sexo anal, ah, y sin ninguna cremita.
    
    Estoy de guardia esta noche, estoy en[email protected]
    
    Latinoinfiel 
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