Amigos heteros - Relatos Eróticos

Amigos heteros

... acercarnos más y más.
Fue él el que me pasó la mano por la espalda bajando a mi culo. Lo acarició mientras yo le pasé la mano por el pecho.
Nos juntamos más y yo le bajé la mano por el muslo. Para entonces estábamos los dos con las poyas duras.
Yo me dejé llevar, mi mano iba a su poya pero él me paró. Me retiré avergonzado por haber intentado hacer eso con lo que llevaba fantaseando tanto tiempo, pensando que él nunca había querido eso, que sólo era un juego entre dos colegas.
Tras unos instantes embarazosos en los que yo intentaba hacer como que no había pasado nada él se acercó otra vez a mí.
Y entonces hizo lo que yo había intentado hacer.
Acercó su mano a mi muslo y me acarició. Nos miramos y yo, al contrario de lo que él había hecho tan sólo unos instantes antes, le dejé hacer.
Subió su mano hasta que llegó a mis huevos y los empezó a acariciar. Sentí como mi poya se ponía dura, una excitación nueva, distinta...
Yo estaba boca arriba, mi poya sobresalía del agua erecta...y su mano empezó a acariciarla suavemente..
Empezó a masturbarme muy despacio y se me escapó un gemido. No me podía creer que aquello estuviera sucediendo y sin darme cuenta mi mano estaba ya acariciando su poya.
Empecé a pajearle mientras él me pajeaba a mí.
Nos mirábamos excitados.
Apenas unos segundos después sentí como se corría soltando su semen en mi mano mientras veía en su cara el placer que estaba sintiendo, gimiendo de placer mientras se corría.
Ahí ya me estaba corriendo yo en su mano sintiendo un placer que nunca había conocido, entregándome a lo que tanto tiempo había deseado.
Recuerdo que el placer fue intenso y que nos duró un buen rato. No dijimos palabra, no hacía falta.
No hacía falta.
Dejamos que el agua del río limpiara nuestros cuerpos desnudos.
Al salir del agua sonreíamos, sabíamos que esto era nuestro secreto.
No hacía falta nada más.