1. El morbo que despierta mama


    Fecha: 12/08/2025, Categorías: Tus Relatos Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... de mamá. En la siguiente estación, Industriales, se subió demasiada gente y quedamos un poco más apretados. Al prestar atención en mamá, no pude evitar desviar la mirada hacia su pomposo culo. Lo tenía a centímetros de distancia, era cuestión de bajar un poco la mirada para quedar hipnotizado por él. La falda tenía un cierre en la parte trasera. La pequeña llave de dicho cierre estaba levantada a cuarenta y cinco grados, invitando a agarrarla y deslizarla hacia abajo, para así ir abriendo los dientes, hasta que apareciera una linda ropa interior cubriendo el hermoso ojete.
    De repente, el tren dobló por una curva pronunciada, que nos sacudió a todos, sobre todo a los que no íbamos agarrados de nada. Mi cuerpo se desplazó hacia adelante en una violenta sacudida y uno de mis cuádriceps se hundió en el glúteo de mamá. Ella no se inmutó siquiera. Después de todo, creería que no era más que un acto involuntario, cosa que en realidad era cierta. De hecho, ni siquiera parecía haberse dado cuenta de que quien tenía a sus espaldas era yo. Quizás había pensado que me encontraba más atrás, pegado a la puerta que nos separaba del otro vagón. Hice un sutil movimiento a la izquierda, haciendo que mi pierna se frotara deliciosamente en esas generosas carnes. Cuando el tren retomó nuevamente un camino recto, quedé nuevamente un poco detrás, pero ya la cosa resultaba demasiado morbosa como para dejarla pasar. En efecto, yo mismo tenía a alguien pegado a mi espalda, y no creía que ese alguien ...
    ... estuviera apoyando sus caderas en mis nalgas a propósito. Esa era la desgracia de viajar en el metro de Medellín. Pero por esta vez, la usaría a mi favor.
    Miré alrededor. Todo el mundo tenía la mirada perdida, ya sea en sus celulares o en algún punto del vagón, y de todas formas, eran muy pocos los que podrían ver qué sucedía a la altura de mi cintura. Nadie reparaba en mí, ni tampoco en mamá. Mi verga se estaba empinando, a la vez que una malsana temeridad se apoderaba de mi cabeza. La excitación crecía con cada movimiento del tren, y la cercanía de su cuerpo me volvía loco. Podía imaginar cómo sería deslizar mis manos por su falda, sentir la suavidad de su piel, y explorar cada curva de su cuerpo. La tentación era irresistible, y me encontraba en un estado de deseo y culpa que me consumía por completo.
    detras de mi habia un hombre alrededor de unos 55 años, feo y mal presentado.Sin embargo, el desenlace de lo sucedido no lo había imaginado en ningún momento. El hombre  me miró, ahora con una sonrisa de complicidad. Y entonces, con la boca abierta, vi cómo su mano de dedos gruesos se movía, como en cámara lenta, hasta llegar al mismo destino al que yo mismo había llegado hacía unos minutos. Esos mismos dedos se cerraron en el perfecto orto de mamá. Y para más escándalo, el tipo lo hizo con mucha menor sutileza que yo. Incluso pellizcó la nalga con mayor vehemencia con la que lo había hecho yo en la última ocasión.
    Vi, sintiendo repulsión a la vez que admiración, cómo el ...