Mi encuentro con el oficial #2
Fecha: 14/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... sonrisa pícara.
—¿Y ahora qué hacemos?
—Ahora… —dijo, con voz más grave y cargada de intención— nos damos tiempo para disfrutar un poco… y luego seguimos con lo del carro.
Nos volvimos a acercar, y esta vez el beso fue un poco más profundo, con sus manos descansando suavemente en mi cintura mientras las mías jugueteaban con la solapa de su chaqueta. Cada roce, cada suspiro, era un recordatorio de la química que había entre nosotros.
—Esto se está poniendo peligroso… —susurré entre besos, arqueando un poco la espalda.
—Solo peligroso para mí… —contestó con un murmullo—. Pero si tú quieres, podemos hacer que sea… muy divertido.
Me reí suavemente y me aparté solo un instante para tomar aire.
—Te advierto… que si seguimos así, va a ser difícil concentrarnos en la tenencia.
—Eso ya lo sé… y de hecho me gusta que sea así. —Su sonrisa traviesa me decía más que mil palabras.
Seguimos así unos minutos más, entre besos suaves, caricias ligeras y miradas cómplices. Cada gesto era un juego, un aviso de lo que ambos queríamos sin necesidad de decirlo abiertamente. Y aunque sabíamos que el arreglo del carro seguía pendiente, esa noche estaba claro que la verdadera negociación era entre nosotros, y no había prisa por terminarla.
Después de varios minutos de besos suaves y caricias ligeras, él se inclinó un poco más, acercando su frente a la mía mientras nuestras respiraciones se mezclaban.
—Debo confesar algo… —susurró, con voz grave y lenta—. Cada vez que te tengo ...
... cerca así, es imposible que piense en otra cosa que no seas tú.
—¿Ah sí? —dije, mordiendo ligeramente mi labio inferior y arqueando una ceja—. ¿Y qué es lo que tanto te distrae… mis jeans, la blusa, o yo en general?
Se quedó unos segundos mirándome fijamente, como midiendo cada palabra.
—Todo… —dijo finalmente, con una media sonrisa—. Cada curva, cada movimiento, incluso la forma en que juegas con tu cabello… me tiene completamente fuera de control.
Me reí suavemente y jugué con el borde de su chaqueta, rozando apenas su brazo.
—Pues me alegra… porque tú tampoco estás siendo muy inocente, ¿verdad?
—No… —susurró—. Ni tú tampoco. Y eso me encanta… cada vez que te acercas así, siento que me estoy hundiendo más en esto.
Le lancé una mirada cómplice y me incliné un poco hacia él. Esta vez el beso fue más largo, más intenso, mientras sus manos descansaban suavemente en mi cintura, y las mías se movían con cuidado sobre su pecho. Cada roce era un juego, cada suspiro un recordatorio de que entre nosotros la tensión era deliciosa.
—Mmm… esto se está poniendo peligroso, oficial… —dije entre besos, arqueando la espalda un poco—. Podríamos olvidarnos de los papeles por un rato.
—Eso ya lo pensé… —respondió con una sonrisa traviesa—. Pero me gusta que haya un poco de riesgo. Hace que todo sea mucho más interesante.
Me aparté apenas un instante para mirarlo a los ojos, con una sonrisa pícara.
—¿Y qué pasa con la tenencia? —pregunté, fingiendo inocencia—. ¿Todavía vamos a ...