1. El negro me sorprendió


    Fecha: 23/08/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Contador4u, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Nunca antes había visto a un negro desnudo en persona, y pocos de esa talla incluso en películas. 
    Se estaba bañando en la ducha justo enfrente de la que escogí esa mañana para mi. Al llegar observé que lo hacía con la puerta abierta dándome la espalda y no presté más atención después  de mirar sus torneadas nalgas negras rematando su ancha espalda. Pero después de dejar mi toalla a un lado y acomodar los enseres de baño en su lugar, sentí que me miraban y al volver la vista noté que él ya se había dado la vuelta quedando completamente de frente a mi. Me saludó con una sonrisa que permaneció en sus labios mientras cerrabalos ojos con la cabeza ya bajo el chorro de la regadera. No pude evitar dirigir la mirada hacia abajo al percibir el balanceo de su miembro y me sorprendió cuando vi su tamaño y que tenía la cabeza muy grande y carnosa, chocando contra sus muslos.  Con una mirada rapida me aseguré que no hubiera visto el desvío de mi mirada y que seguía con los ojos cerrados aún y la sonrisa en sus labios. Volví a su verga, quería grabar su imagen en mi mente. Era imposible no sentirse atraído por ese enorme trozo de carne oscura, larga y gruesa como un enorme pepino maduro. Tampoco yo cerré la puerta del cubículo. Me gustaba aquella vergota y no quería dejar de mirarla. Seguía el recorrido de sus manos a lo largo del grueso tronco mientras lo enjabonaba, también las  negras bolas, gordas y peludas. Seguro sentía mi mirada sobre él porque se le fue parando, y vi como ...
    ... crecía hasta que se le puso completamente dura y erguida. Se la meneaba despacio como mostrándomela y yo como hipnotizado no me cansaba de mirarla. Enorme, lustrosa, muy gruesa y cabezona. Me puse de lado para ocultar mi propia erección, pero caí en la cuenta que de esa forma parecía que le estuviera ofreciendo las nalgas cuando se nos cruzaron las miradas. Apenado cerré la puerta y luego escuché que cerraba la regadera y pasaba por fuera de mi cabina. 
    Para evitar encontrarme con él decidí meterme un rato al vapor. Afortunadamente estaba solo y ya me  disponía a hacerme una puñeta con la imagen de la verga todavía fresca en la mente cuando se abre la puerta, aparece nuevamente el negro despojándose de la toalla y avanzando totalmente desnudo hacia la grada que quedaba justo enfrente de mi, como a tres pasos. Con la sorpresa que sentí, y el sentimiento de culpa por estar pensando en su verga justo en el momento en que apareció, apenas respondí a su saludo con un balbuceo que lo hizo sonreír y a mi enrojecer. 
    Ocupo un lugar en la grada justo un nivel por encima del mío, por lo que, con un poco de disimulo, pude ver su verga turgente, que delataba haber tenido una erección que ahora estaba en recesión. Qué verga tan grande, pensé. Luego se hechó la toalla en la cabeza cubriéndose el rostro. Ahora si podía admirar esa vergota a mi placer, solos, frente a frente, escondida la mirada tras el velo que la bruma del vapor levantaba entre los dos. Como adivinando mi deseo, recostó su ...
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