MADRE E HIJAS - Relatos Eróticos

MADRE E HIJAS

... pronto me lo dijo… - Dani, mi amor… ¿Tendrías problemas de que le pregunte a las nenas si quieren participar en nuestros juegos?
-No, ninguno…, pero… no sé si a ellas podría molestarles compartir…
-¡No, para nada! Estoy segura que estarían más que complacidas de participar…, de verdad… te lo digo… - Emma, una vez más, luego del orgasmo que descargó un minuto antes, habla como si me digiera un secreto… - Te lo digo porque sé que sos plenamente complaciente de todo tipo de lujuria… ¿no es así? ¡Y hasta de perversión! ¡Jajaja! 
-¿Qué cosa pasa? – Me lo imagino, pero quiero oírlo de ella…
-Bueeee…, con las nenas…, desde muy chiquitas…, tenemos muchos contactos de carácter lésbico… - Lo que imaginaba. Era algo absolutamente lógico, dado que no hay ningún varón que intime con las mujeres de la casa, ni padre, ni hermanos, ni tíos… - Vos sabés…, es importante que las nenas comprendan y conozcan desde chiquitas que es, como es, que placer brinda…, el hacer todo lo que hacen los adultos…, y que la mayoría de nosotros negamos como uno de los sucesos que igualan a todos los seres humanos. Es lo que nos une a todos los humanos…, sin diferencias de ningún tipo. Las nenas lo tienen que saber, tanto como los chicos… Hay que evitar desde el primer momento la diferencia de actitudes entre los géneros…
-Bueeee…, está bien, cuando quieras o puedas lo organizamos…, pero tiene que ser en tu casa… A la pensión no las puedo llevar…
-¡Jajaja! ¡Se ofendería la patrona! ¡Jajaja! Pero no porque ...

... sea alguna perversión…, sino porque se pondría celosa ¿no? ¡Jajaja! ¿Cuántas veces por semana te la cogés?
-Y… desde que vine… cuatro veces…
-¡Jajaja! ¡Y estás hace apenas 7 días!
-¡Es importante! ¡Hay que conseguir descuentos!
-Conmigo…, ¿de qué conseguís descuentos? – Emma gira y se inclina hacia la pija para lamer…
-Pues…, me sale bastante barato abrirte los agujeros sin problemas…
-¡Sos un careta! 
-Cuando tengo la lengua metida en una concha no tengo ninguna careta puesta… - Para que no quede dudas… ¡insisto en mi perversión!
-¡Jajaja! ¿Qué otra cosa querés hacer? – Emma habla sin dejar de mamar. – Ya está. Te la puse suficientemente dura para que nos aguantés a las cuatro…
-¡Cuatro! – Casi me desmayo. 
-Claro, yo y las tres nenas…
-¿Acá? ¿Ya mismo? – No es que no quisiera… ¡Tengo miedo de aflojar antes de terminar con las cuatro!
-Ya mismo las llamo… - ¡Y pegó el grito! ¡Sus hijas estaban en la casa!
En un instante aparecieron las tres… ¡desnudas! ¡Las tenía preparadas!
Con cuatro hembras en la cama no podía moverme; dos me la estaban mamando, alternativamente; una se colocó sobre mi boca, a punto para chupar…, y la cuarta me refregaba las tetas sobre el pecho y el estómago. 
Solo me quedaron las manos libres; con una metí los dedos en el culo de Sara, que tenía a mano, dado que se refregaba contra mí. Con la otra mano amasé las tetas de Emma, que estaba sentada sobre mi boca. Más de 15 minutos en esta situación, hasta que inundé las bocas de Candela y ...