Más allá de una fantasía con mi madre (Cap. 9)
Fecha: 09/01/2019,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: andrewotero, Fuente: CuentoRelatos
CAPÍTULO 9
MEJORANDO NUESTRA RELACIÓN
A pesar que la noche anterior yo no había tomado ni una gota de licor, me sentía exhausto y fui el último en levantarme. Me di cuenta de ello, porque cuando abrí mis ojos, eran las 11 de la mañana y lo primero que puede escuchar era una música romántica, si no me equivoco “Te Amo” de Franco De Vita, que venía del primer piso, y la voz de Sofía cantando muchas partes de ella a todo pulmón:
“ … aunque no es tan fácil de decir,
y defino lo que siento
con estas palabras,
te amo
uuuuuuuuuuh
Y de pronto nos rodeó el silencio,
y nos miramos fijamente, uno al otro...”
Wow, en mi vida jamás recuerdo haberla escuchado cantar algo, y no lo hacía tan mal, a parte que esa letra, ¿qué esta pasando?, lo del beso de anoche no fue un sueño, fue una realidad, pensaba.
Pensé que estaría Sofía haciendo abajo, y me imaginé que de pronto estaría arreglando la sala, entonces de seguro se pondría sus shorts amarillos, esos cortitos, que me permitirían verle sus piernas de forma completa. Este fue mi incentivo para levantarme lo más rápido que pude, me puse la primera ropa que encontré y bajé, buscándola.
Me había equivocado, no estaba vestida como me la imaginaba, y tampoco estaba arreglando la casa, estaba vestida de manera formal, como si fuera a trabajar a la oficina, pero era sábado!!, llevaba unas medias de nylon negras, zapatos de tacón, una falda gris, con un partido a medio muslo, una blusa negra formal con unos ...
... pequeños vuelos por el cuello, era de manga larga, podía apreciar un sujetador de color negro, ya que la blusa tenía un toque transparente, estaba muy bien arreglada, llevaba hecha una cola y un gracioso mechón de cabello le caía por un costado de su rostro, ni parecía que hace unas horas atrás estaba que no podía levantarse. Llevaba puestos unos lentes, que aunque con un toque moderno, se le bajaban hasta media nariz, y la hacían ver más atractiva. Estaba completamente divina.
Se encontraba sentada de lado en la silla de la mesa, cruzada sus piernas, de una forma tan sensual, la pierna que tenía por encima se balanceba coquetamente al ritmo de la música, tenía unas hojas sobre la mesa y escribía algo en la computadora portátil, de la cual salía la música que acababa de escuchar.
—Hola, ¿que haces?, le pregunté.
—Hola cariño, me dijo, disculpa si te desperté.
Era la segunda vez en poco tiempo que me decía “cariño”, me empezaba a gustar.
—Sabes, me llamaron de la oficina, y tenemos una reunión de trabajo urgente a medio día, estoy preparando una información que necesitan.
—Pero, es sábado, le dije.
—Si, pero de esta reunión depende un negocio que la empresa necesita hacer, para lo que es urgente revisar estos balances que me pidieron.
Y yo que me había levantado con la ilusión de estar con ella, y conversar de lo pasado la noche anterior, para saber si estaba dispuesta a aceptarme como un pretendiente y dejar de verme con su hijo, y se diera cuenta que yo era ...