1. Alicia 05/25


    Fecha: 10/01/2019, Categorías: Hetero Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues

    ... en caso de lograr conquistar el corazoncito de mi pequeña no podría ofrecerle el futuro que merecía su incipiente vida. También comprendía que más allá de elucubraciones lógicas, seguiría ofreciéndole mi cariño incondicional, que aunque refrenase las manifestaciones físicas, éstas se irían incrementando gradualmente y de modo inevitable. Al llegar al hogar, mi mujer ya estaba en sus tareas y eso me evitó una conversación que no estaba muy dispuesto a entablar. Me dirigí a la oficina, realmente un cuarto al que había bautizado así por tener todos mis elementos de trabajo y que no se usaba para otra cosa. Allí podría sumergirme en las ocupaciones habituales, realmente escaparme de los torbellinos que azotaban mi cabeza. En cuestión de nada llegó la hora del almuerzo y con ella el retorno de mi princesa, esta vez no la podía abrazar o alzar con la efusividad deseada, un simple saludo debía suplir los impulsos que nos asaltaban. Esta vez el almuerzo consistió en algo más elaborado que las cosas que preparaba estando sólo, la conversación giraba entre temas diversos pero nuestros ojos se cruzaban en instantes de complicidad, ni siquiera debía decirle que fuese discreta. Aunque no tuvimos oportunidad anterior de planificar el tema, ni siquiera mencionarlo, las cosas se daban naturalmente, como el rozar de manos al pasarnos un plato, como el buscarnos los pies debajo de la mesa, como el hablar indiferente que no hacía más que acentuar que nada nos resultaba indiferente. Luego del ...
    ... almuerzo mi señora no quiso que levante la mesa ni vaya a la cocina, así que cumplí con el ritual de sentarme frente al televisor, y con el volumen algo elevado para tapar posibles cuchicheos que cruzaríamos con mi nenita. Ahora no se sentaba encima mío, ahora era toda una señorita con las piernitas cruzadas, aunque para tomar el control remoto u otras mil pavadas nuestras pieles se rozaban, nuestros brazos sufrían toda clase de choques. Al rato vino mi mujer para acompañarnos, momento en que a mi ángel le dió un ataque de sueño quedando como desmayada en el sillón. Luego de unos momentos de fingida conversación le dije a mi mujer que mejor llevaba a la nena a su habitación así descansaba mejor. Creo que el relator decía cosas muy interesantes ya que solamente asintió con la cabeza, enfrascada en la pantalla. La alcé en brazos suavemente como para no despertarla, y mientras nos alejábamos hacia sus aposentos demoraba la sensación de sus piernas flácidas que transmitían la tibieza a mis brazos. Claro que ese brazo terminaba en una mano, y esa mano se movía lentamente y con un descaro que no nos permitían las anteriores miradas indiscretas. Creo que demoré un siglo en llevarla así alzada, que minimizaba los pasos para contemplarla en ese estado de indefensión, de entrega, que exacerbaba mis sentimientos. Dentro del dormitorio parece que tuvo una súbita recuperación ya que sus bracitos se aferraron a mi cuello y nuestras bocas se buscaron con desesperación, nuestros labios querían ...
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