Alicia 05/25
Fecha: 10/01/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... desenlace, aprovechando la posición dedicaba uno de cada cinco lengüetazos a humedecer el agujerito posterior, tenía acceso a ambos en esa maravillosa posición y no se hizo esperar un índice que ansiaba introducirse allí. Mientras comía aquella deliciosa fruta dejaba deslizar un dedo dentro de la humanidad posterior de Alicia, creo que era una situación de película, y otro tanto las caritas que ponía mi tesoro al sentir esos nuevos embistes. No transcurrió mucho hasta que hizo explosión, su refrenado suspirar se tornaba muy evidente y temí por un segundo que atravesase las paredes para caer en oídos infieles. La relajación súbita de su cuerpito me indicó que había llegado al final, pero mi dedo aún estaba perdido entre esas montañitas y la dí vuelta, panza sobre la cama, sin desenterrar el intruso que invadía su intestino. El dedo casi se perdía en la profundidad de esa zanja que ahora relajada parecía de mayor profundidad, lo tuve que extraer con gran delicadeza y besando sus cachetitos, besando aquella zona donde la cola se confundía con el inicio de las piernas, lengüeteando nuevamente su vaginita desde atrás. Decidimos en silencio que el tiempo no era nuestro amigo, y tapándola prolijamente volví a salir de la habitación con pasos lentos. Mi boca aún conservaba el sabor de aquellos jugos, no eran los resabios ácidos que acostumbraban tener las mujeres adultas, era un elixir que no permitía que me lavase la cara, quería dejar esas fragancias secarse en mi piel e ...
... incorporarlas a mi ser. Y así continué trabajando un rato hasta que ruidos en la cocina indicaban que se había levantado la mayor, no tuve más remedio que fingir cansancio y lavarme la cara para "despabilar", no sea cosa que ciertos olores despertasen ciertas dudas. Era hora de aplicarle la medicación a la nena, al requerirme si le había puesto el supositorio los días anteriores tuve que asentir sin mencionar que tal vez lo había olvidado un par de ocasiones. Me preguntó si quería aplicárselo y no me quedó mas remedio que poner cara de fastidio, como diciendo que era tarea de la madre pero que haría el sacrificio de perder el tiempo en banalidades. Llamo a mi pequeña y le indico que se incline en una silla ya que debía ponerle el remedio, creo que su mirada azorada indicaba que no había relacionado la situación con un simple enfermero paternal, hasta que mi forzada indiferencia la convenció de actuar normalmente, hasta me dijo que le incomodaban esos tratamientos algo brutos. Esta vez ella misma se subió la ropa hasta la espalda y bajó bruscamente la bombachita poniendo caritas de fastidio. La situación hacía mi carne inflarse a proporciones difíciles de disimular, pero me paraba dando la espalda a mi mujer que parecía seguir haciendo cosas en la cocina. Esta vez no habría cremita, no habría un lengua humedeciendo la zona, que aunque fue invadida anteriormente por mis dedos conservaba un aspecto minúsculo y cerradito. Ardía en deseos de realizar todo suavemente, con todo el amor, pero ...