¿Quién es?
Fecha: 12/01/2019,
Categorías:
Masturbación
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... podían verse mis pechos, totalmente hinchados, subiendo y bajando al ritmo de mi agitada respiración.
.-“Entonces te tumbaría en la cama para así poder contemplar mi polla entre tus pechos mientras acaricio tu sexo con mi mano, jugaría con tus pezones con la punta, primero uno, luego el otro, despacito, muy despacio, notando su suavidad en mi tiesa polla” se notaba que estaba a punto de correrse de nuevo pero demoraba el momento.
Yo comencé a gemir. Imaginarme semejante miembro entre mis tetas me puso a mil por hora, no tardaría mucho tiempo en correrme. Mi respiración se aceleraba, exhibía orgullosa mis tetas ante él. Creo que nunca antes los había notado tan hinchados y sensibles. Me acariciaba con una mano mis pechos mientras con la otra no paraba de frotarme apresuradamente. Mi orgasmo estaba próximo y así se lo hice saber entre jadeos y suspiros.
.-“Ooh, sí, sigue” pronuncié para provocarlo, me costaba no exagerar los gestos. Las palabras certeras y la voz penetrante de Rober me hacían sentir a punto de echar hervir y ya no conseguía disimular aunque de alguna manera, en el subconsciente, trataba de ocultar y reservar eso tan privado. Mi explosión.
.-“No sabes cuánto me gustaría poder follarte esas tetas tan bonitas que tienes” sus palabras se volvieron algo más groseras a medida que ambos nos acercábamos al clímax.
“A mí también me gustaría. Uhhm, que rico” gemí yo.
.-“Seguro que, sin querer, acabaría golpeando tu suave y fantástica boquita” el ritmo ...
... de su masturbación era de nuevo frenético. No sé porqué pero al escuchar como Rober mencionaba a mi “boquita” terminó por excitarme de sobremanera, anticipando en la distancia su sabor más íntimo.
.-“Síííh, Síííh, Síííh” gemí yo mientras cerraba los ojos concentrada en imaginarme cuanto me decía, corriéndome viva incontroladamente. Al mismo tiempo algunas gotas de Rober salpicaban de nuevo hacia mí a través de la webcam.
Cuando me recuperé y abrí los ojos de nuevo tomé conciencia de cuanto había sucedido. Por un momento me sentí avergonzada de mi comportamiento. Segura de que al caer derribada sobre el ordenado había mostrado mi rostro. Aún trataba de recuperar la respiración cuando escuché los pasos de mi marido subiendo por las escaleras.
Sarardiente dice:
“Lo siento debo dejarte” Escribí veloz al tiempo que apagaba la conexión y desenchufaba el ordenador. La despedida había sido algo brusca dadas las circunstancias, pero no quería que mi marido se enterase de nada. Sólo me dio el tiempo justo para cubrirme de nuevo con la toalla, y en el instante en el que mi marido aparecía por las escaleras yo simulaba darme crema por las piernas.
.-“Pensaba que aún no habías terminado, tengo un sueño que no veas” dijo mi marido haciendo acto de presencia, a la vez que se disponía a comenzar con su ritual de antes de acostarse.
Se puso el pijama y se fue al baño a lavarse los dientes, momento en el que rápidamente aproveché para limpiarme un poco mis intimidades con una ...