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Follando con la maestra Raquel
Fecha: 12/01/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Monrealk, Fuente: CuentoRelatos
... veinte días del mes sin hablar con Raquel. No habían acabado de pelear cuando Raquel volvió al escritorio, me dio un beso en la mejilla y me pidió disculpas. Me pidió que me fuera. Nunca antes nos habíamos despedido de beso, hasta ella misma lo notó, se sonrojó un poco y me acarició con dos dedos donde me había dado el beso. Por aquel entonces simplemente estaba acostumbrado a que las mujeres no se negaran, nunca presioné a ninguna a tener sexo conmigo. Quizá eso me dio el valor de intentarlo con Raquel. Esperé hasta iniciar el tercer parcial. Último semestre. Raquel y yo nos subimos a su camioneta, nos bajamos en su casa y entramos. Nos sentamos en la sala a hablar durante un rato sobre cualquier libro que me prestase, como todas las veces que íbamos a su casa. Aquella vez era el Aleph. Tomamos un poco de agua y después té. Quizá era la última vez que nos sentábamos así, me dijo, pues no quería quitarme tiempo de estudio para los finales ni para el examen de admisión de la universidad. Durante una hora hablamos de la amistad que durante tres años habíamos formado y de todo lo que habíamos hablado en ese tiempo. La cosa se puso sentimental y los dos lloramos un poco. Finalmente, nos dimos un fuerte abrazo y ella me dio un beso en la mejilla y pasó la mano con suavidad sobre mi abdomen. Yo no podía soportarlo más, la deseaba, pero era algo diferente, era como lo que sentía por Karo, pero más fuerte todavía. Aún seguíamos sentados, volví a abrazarla, esta vez con más ...
... suavidad y tacto. Ella no se resistió y yo apoyé mi nariz en su hombro y subí hasta el cuello, momento en el que me permití darle un suave beso. Creo que ya va siendo hora de describirme. Soy moreno, mido 1.75, cabello negro, ojos café, soy de labios gruesos. En ese momento, era ligeramente musculoso, mi cuerpo estaba duro y tonificado, mi abdomen se marcaba bastante si lo forzaba. Soy de espalda y hombros anchos. Y tengo una irregularidad un tanto extraña, soy de caderas anchas, más de lo normal en un varón, también tengo un culo grande, y, obviamente, piernas proporcionadas a mis caderas. Por aquel entonces alardeaba de ellas, tenía los músculos de las piernas fuertísimos. Saqué un poco los labios al dar ese beso, dejé un poco de saliva, la sombra de mis labios. Raquel no se resistió al momento, soltó un tierno y excitante gemido y entonces me empujó con las dos manos. — Caleb, no podemos hacer esto. Me quedé en blanco. Pensé que ya la tenía. — Te doy clases, por dios santo... Eres alumno mío. Estaba enojada, se le notaba en la cara. — Soy más que eso, Raquel. — No te hagas ideas raras, por favor. — No me hago idea alguna. Nunca la he visto dando besos a otros alumnos, ni siquiera a otras alumnas, ni abrazarlas, ni siquiera invitas a los demás a su casa. — Eso es diferente, no saques las cosas de contexto. — No sé qué tiene de malo hacerlo. Los dos queremos, me manoseó un poco hace nada. Abrió la boca para decir algo pero las palabras se ...