1. Soy una puta


    Fecha: 14/01/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en sujetador y las medias, por alguna razón me sentí mas desnuda que nunca.
    
    Quítese el sujetador, pero conserve las medias – hablo uno de ellos –
    
    Obedecí lo mas rápidamente que pude, mientras observaba a la gente intentando predecir que pasaría a continuación.
    
    Chúpemela – hablo el que hasta ese momento se había mantenido calladito –
    
    Limpiándome la sangre que caía de mi nariz me aproxime a él y me arrodille, evitando mancharle los perfectamente planchados pantalones, le saque la polla se la cogí con mi mano y comencé a chupar.
    
    Ponga las manos en la espalda.
    
    Como si fuera un muñeco de resorte, cruce rápidamente mis manos a la espalda y continúe chupando, bajando y subiendo mi cabeza.
    
    No lo sentí acercarse, pero alguien se había puesto a mi espalda y ato mis manos con unas esposa metálicas, por un momento pense en levantarme, pero algo en mi interior me dijo que lo mejor que podía hacer era seguir chupando. Continúe durante un rato hasta que una mano se poso en mi cabeza y me apretó contra su cuerpo haciendo chocar su polla contra mi garganta, mientras sentía como se corría y su leche me entraba hasta dentro, me separe bruscamente hasta caer al suelo al no poder hacer uso de mis manos, donde quede dando arcadas.
    
    Bueno señorita la noche acaba de comenzar, ¿no tendrá usted prisa?. – unas risas acompañaron esta ultima pregunta.
    
    Unas manos me sujetaron por los sobacos obligándome a levantarme del suelo. Las luces se habían apagado y alguien estaba ...
    ... encendiendo las velas que había en la habitación.
    
    Sujetándome por los hombros me presentaron ante la mujer, que miraba insistentemente mis pechos. Tomo de una cubitera un par de hielos y comenzó a posármelos en los pezones logrando que se pusiera, en respuesta al frío, duros como nunca los había sentido. De uno de los bolsillos de su chaqueta tipo sastre saco algo que no pude identificar, parecía una cadenita no demasiado gruesa, en cada extremo había una pinza dentada. Sin casi darme tiempo a reaccionar puso cada uno de los extremos en uno de mis pezones. La sorpresa casi me impide sentir el dolor, pero un momento después comenzaba a sentir como los dientes puntiagudos de las pinzas se clavaban en mi carne.
    
    Ahhhh!, por favor ...
    
    ¡Cállese!, nadie le ha dado permiso para hablar – dijo de forma imperativa la mujer –
    
    Tomando la cadena comenzó a tirar de ella, ya no era necesario que me sujetaran por los hombros, comencé a seguirla como una perrita fiel por la habitación, si me detenía o me retrasaba de su paso el dolor en mi pecho me indicaba claramente que debía modificar mi velocidad.
    
    Por favor, me duele, me duele mucho, ... – comencé a decir, cuando un fuerte tirón de la cadena me indico que debía estar callada -.
    
    Abrieron la puerta de la habitación y alguien puso un antifaz que me impedía ver sobre mis ojos, comencé a seguir a ciegas a la que comenzaba a identificar como mi ama.
    
    Caminamos durante un corto espacio de tiempo por la casa, hasta que por alguna ...
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