1. Negación - Capítulo 4


    Fecha: 14/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... adecuado. “Para otra oportunidad”, “No estoy disponible, tengo a otro hombre encima en estos momentos”, “Disculpe las molestias, ano en mantenimiento, estamos trabajando por usted”. O algo por el estilo.
    
    La segunda alternativa era diferente, por su mirada esta noche tenía la seguridad que no dejaría pasar la situación con facilidad. “Si aceptas, te prometo que nunca más te molestaré” había dicho. Era una promesa de doble filo, había una amenaza intrínseca. Si yo no aceptaba, él no se conformaría. Y para mí, el contacto esporádico que habíamos tenido durante estos dos años había sido suficiente, lo vi una o dos veces al mes en lo que duró nuestra “relación comercial”. Fui suyo por una hora durante esos encuentros. Y había sido suficiente para mí, al punto de que, con el sólo hecho de recibir un mensaje suyo, me recorría un dolor por la columna, que iba a dar directo a mi recto. Me había trastornado al punto de condicionarme al estrés. No era nada comparado con el dolor que me producía saber que nunca fui capaz de negarme. Hoy se presentaba nuevamente la opción, y tenía miedo de caer en picada. Despertando ahora en él la venganza.
    
    Me giré en la cama. Miré hacía la ventana. Cavilaba en todo esto, en los encuentros, los dolores, los insultos, las humillaciones, los golpes, la sensación de ser expropiado de tu propio cuerpo, y el sentir que tu alma está tan manchada que has perdido la posibilidad de redención. Yo había comprado un pasaje directo al infierno, y me encontré ...
    ... con el diablo en el camino.
    
    Desperté sobresaltado, con el corazón en la garganta, y una sensación de angustia en el pecho. Miré la hora, eran las ocho con doce minutos de la mañana. Volé al baño, me había quedado dormido.
    
    Me duche rápidamente, haciendo hincapié en las partes más importantes de mi cuerpo, me sequé a toda velocidad y tomé el cepillo dental, me fui al vestidor al otro lado de mi dormitorio mientras me envolvía la toalla en la cadera haciendo un nudo. Comencé a cepillarme los dientes cuando mire el espejo en el lado lateral de la habitación. El hombre que me devolvía la mirada, no se parecía en nada al que usualmente entraba a esta habitación. Su aspecto físico seguía siendo el mismo, un metra setenta y dos, abdomen plano, brazos y piernas firmes, músculos definidos, cintura estrecha, pectorales definidos pero no exageradamente, tez blanca, como si nunca se hubiese expuesto al sol, rostro fino, labios rosados que contrastaban perfecto con la piel, cabello castaño oscuro, desordenado. Eran los ojos, café claro, los que se veían diferentes. Había pérdida en ellos, e inseguridad.
    
    Dejé de mirarlo, esa persona no era yo. O al menos, no me sentía como él. Seleccioné la ropa de la jornada y volví al baño para terminar con mi higiene dental. Miré el reloj, tenía veinte minutos, adiós desayuno.
    
    Llegue justo a tiempo, hoy tenía cuatro clases, cuatro exámenes había preparado, y me arrepentía de no haber confeccionado preguntas más difíciles, destilaba mierda por ...
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