1. La sobrina. Las pasiones desatadas en el sexo prohibido


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... llevar y le comí la boca, quería ahogarme es ese aroma de carne joven, de deseo palpitando sexo. Por un momento el mundo se detuvo, los temores se esfumaron, me dejé llevar por el calor de la muchacha, respiramos dentro de la boca del otro para no perdernos esos instantes en el paraíso.
    
    Sin pensarlo más, tome rumbo a un conocido hotel de la zona, donde es mayor la privacidad, pedir la habitación y abonar todo sin bajarse de auto, hasta la misma puerta.
    
    Para ganar tiempo y ordenar mis pensamientos, pedí una cerveza y una gaseosa, mientras le cedía el turno de las acciones a Evelin. Parecía una muchacha de armas tomar, mientras recibía las bebidas ella se había desnudado, totalmente, sentada en el centro del lecho, la escasa luz y la pose daba un aire de diosa del sexo, una pintura del renacimiento mostrando los encantos de la juventud como ofrenda a su señor.
    
    —Wow… qué tenemos aquí!
    
    —Soy toda tuya, haceme el amor, estoy toda mojadita. –separa las piernas y muestra la raja brillosa de jugos.
    
    Solté las botellas, desnudo, todo en un instante, sin perder la pasión desnuda tendida sobre la cama, tan pronto me tendí a su lado se me vino encima de modo alocado, como aturdida por la visión de la poronga a full, pero solo tenía la intención de su deseo ardiendo. Se ahorcajó sobre mí, llevó su pubis a mi boca, movía con el vaivén del coito sobre mi cara, abría los labios de la vulva y pedía, gemía a grititos: —Chupame!, chupámela!, por favor!…
    
    La pendeja esta ...
    ... re-caliente, ardiente y bien mojadita. Agarrotadas sus manos a las barras de la cabecera de la cama cuando la lamida a su concha adquiere el frenesí de la calentura irradiada por sus nervios y tendones, tensados en frenética danza de caderas. Sostenida con la firmeza de mis manos, hasta dejarle alguna marca de mis dedos para sostener ese loco frenesí sexual.
    
    Agitada y sacudida por la tormentosa mamada, no pude entender si había tenido orgasmos, sus convulsiones y agite eran tan desconcertantes como intensos, los gemidos y los gestos inusuales se manifestaban en con la naturalidad de la urgente necesidad de expresar sus necesidades sexuales.
    
    Calmada se dejó tender en la cama y nuevamente pide atenciones para su sexo:
    
    —Acá, vení, acá, chúpame, porfa, porfa, otra, otra vez, necesito, me arde mucho, porfa!!!!
    
    Otra vez, ahora entre sus piernas, separadas me hace lugar en su sexo, quiere boca, lengua dedos, todo, y todo es poco para satisfacer esa necesidad urgente. Otra vez la locura, la perentoria necesidad de desahogar sus necesidades, sus manos enredadas en mis cabellos me incrustan en su pubis, que sea parte de él, se mueve y me mueve, se agita, tensa y convulsiona, gemidos sin parar.
    
    Nada tiene sentido, todo es agite y locura, todo lo que existe está entre sus piernas, todo es poco para calmar ese ardor interno, esa calentura reprimida y contenida, pide, suplica más y más. Es complejo entender sus necesidades, nada igual a lo conocido.
    
    Por fin sus fuerzas, y también ...
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