1. La sobrina. Las pasiones desatadas en el sexo prohibido


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... la mías, menguan, los orgasmos mezclados con gemidos se pierden en la nebulosa de un relax, al menos momentáneo, ella agotadamente calma, yo con mi boca acalambrada de tanto “paletearla”
    
    Con algo de calma en la tormenta de sus emociones, pude comprender sus necesidades sexuales, entendí que desde hace tiempo está alejada de la… digamos “rutina de los juegos promiscuos” a que la tenían como… “preferida” el tío y primo, ambos adultos mayores, que desde hace años tenía con ellos ese código secreto de compartir los juegos eróticos, aunque contrariamente a lo que había pensado no fue penetrada. Seguía siendo virgen pero con una gran, grandísima, aceptación de los placeres del sexo oral, si bien no abundó en detalles, el gusto del semen de sus parientes no le agradaba tanto, sabía bien amargo.
    
    Esta Evelin, no era la que se insinuaba, la acosadora, la exhibicionista, la descarada de las selfies, ésta era muy otra persona, que me confiaba pero estaba temerosa, asustada, superada por las circunstancias. Ahora era tiempo de poner mi experiencia para superar la contingencia, vencer sus miedos y temores, calmar la creciente calentura que atenaza mis sentidos.
    
    Inicié la tarea de comprensiva seducción, ella entendía sus miedos pero se dejaba llevar, solo en parte, por el macho que se impone pero no abusa de su poder de mando.
    
    Era como volver al inicio, mientras juego en su sexo, con mis dedos, una especie de 69 “artesanal” llevó su cabeza para que comience a lamer el miembro, ...
    ... meterlo en su boca, moverme en ella para convencerla que debe chuparme. No tan complaciente, resistió al comienzo pero luego se fue dejando llevar, el jugo preeyaculatorio no fue tan amargo como los de su familia. – No sabe tan fuerte como el de ellos…
    
    Guiada con mi mano, sigue mamando, con pausas para mirarme, asido de sus cabellos la empujo a hacerlo con más ganas. – Sigue, sigue, así, así, me gusta, sigue…
    
    —No me acabes dentro… miraba como rogando que no me venga dentro de su boca.
    
    —Sigue mamando… -fue mi única respuesta.
    
    No quería que todo terminara en eso, quería ir por más… al menos tener un desahogo, sacarme esa calentura que estaba haciendo doler de tan cargado que estaba.
    
    Volví a la carga, jugueteando en mi boca con el clítoris y con el dedo lubricado en sus jugos, dibujaba sobre el aro del ano, hasta meterlo dentro, no sin algo de recelo por imaginar el posible asalto a su retaguardia. Con la verga bien “al palo” untada en sus jugos, desde atrás, sus nalgas bien atrás, fui guiando el miembro hasta apoyarlo justito en la entrada del “marrón” empujo pero el esfínter resiste, sin forzar en demasía consigo poco avance.
    
    La coloco un poco más tumbada, ofreciendo sus nalguitas, abro los cachetes, con una mano mía y otra de ella, otro poco de saliva en el hoyo y empujo… incito a que retroceda cuando avanzo, otro poco de saliva y tan solo pude introducir la cabeza del pene. Es más que obvio que la desarmonía de su agujero estrecho y el miembro bastante gordo ...
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