1. El día que cambió mi vida matrimonial.


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    ... comenzó a lamerlo y a introducirselo en la boca. El temblaba de placer y con los ojos en blanco se acercaba ritmicamente por la nuca a Mireya para sentir el calor de su boca y el baile de su lengua, que chupaba con locura glande y testículos, su lengua que debo decir, era deliciosa larga y rasposita, (a mi me encantaba que me la mamara, pero en pocas ocasiones me lo hacía y no se porque). Y ahí estaba, chupándole el pene con desesperación y delicia a aquel tipo, hincada frente a él, hundiendo su cabeza de arriba a abajo del grueso cilindro de carne el cual no cabía del todo en ella y sobando sus velludas piernas. Así estuvieron por largo rato. Baste decir que ella se cansó de recorrer todo el miembro de aquel tipo, una y otra vez, sin cesar, glande, testiculos y entrepierna por igual extendiendo su lengua por todos lados. Finalmente con un grueso grito, él se vació en ella, gritando con locura y ya sin tapujos alardeando ¡mamacitaaa. lo sabíaa preciosaa! mientras ella se atragantaba con todo el liquido caliente que este expulsaba en su boca. Pensé que eso sería todo, pero el loco y desquiciante sujeto no tenía llenadera por lo que con un brusco movimiento levantó con ansiedad a mi mujer y la colocó de espaldas recostada en la cama, para mirarle su espalda desnuda y sus grandes nalgas. Ella comenzó a gemir de nuevo y parándole las nalgotas que tenía, el tipo hizo lo mismo con ella, metiendole la lengua en sus dos orificios traseros. Ambos gritaban y se retorcían de placer ...
    ... mientras el mordía y acariciaba con locura sus nalgas, lamiendo con desesperación cada parte. Comenzó introduciéndole un dedo, luego dos, Mireya gritaba de felicidad hasta que el abriéndole sus curvas la tomó finalmente, introduciéndole su larga verga en la vagina. Los dos gritaban como desesperados y la cama comenzó a moverse con ritmo y rapidez, amenazando con romperse en cualquier momento. Después de un largo rato así, y volteándola de espaldas, el se recostó y la penetró por el ano, mientras ella se acariciaba las tetas. Subía sus nalgas de arriba a abajo del pene del tipo, tragándose casi la mitad el miembro. No se cuanto tiempo paso, solo permanecí ahí parado mirando al tipo aquel cogiéndose a mi esposa y siendo testigo de todo aquello (debo decir que yo también había eyaculado en mi mano ante aquellas escenas); perdí la cuenta de las veces que aquel tipo penetró a mi esposa y las varias formas en que lo hizo. Tampoco se cuantas veces eyaculó en su vagina pero se que fueron al menos 2 veces, y ella más. Solo guarde en mi memoria las lenguas de sus bocas enredadas entre beso y beso, la manera de aquel hombre al comerse las chichis de ella y sus manos al apretarlas. El pene grande del tipo al introducirse una y otra y otra y otra vez en la apretada vagina de ella y hasta su ano al recibirlo entre locas palabras desorbitadas. Al final los dos cayeron exhaustos en la cama sin poder dar nada mas de sí, él encima de ella y mientras yo decidí solo marcharme de ahí, molesto, ...