Madura casada e insatisfecha
Fecha: 17/01/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: checho88, Fuente: CuentoRelatos
Era una noche de verano y me encontraba tomando una copa, solo, en un bar donde el levante era habitual y las edades oscilaban de 20 a 50 años. En esa época vivía con 2 amigos en una vieja casa, donde todas las habitaciones daban a un patio en común.
Esa noche estaba sentado en la barra tomando un gancia y una mujer de unos 45 años se sentó a mi lado. Sus ojos estaban llorosos y no se la veía bien. Con ropa un tanto suelta, la blusa dejaba ver sus pechos, que eran grandes y tostados por el sol. Su pelo era dorado y tenía una boca muy sensual.
Al rato de estar sentados juntos, le pregunté si se sentía bien, a lo que contesto que estaba aburrida y harta de estar sola. Tal confesión me dejo atónito y le pregunte si me quería contar lo que le sucedía con más lujo de detalles, a lo cual accedió. Me dijo: "Estoy cansada de que mi marido salga por las noches con sus amigos y me deje sola en casa como un trapo viejo. Por eso estoy acá tratando de distraerme un poco. Creo que estoy bastante bien como para que me estén cambiando por mujeres más jóvenes que no saben nada de la vida".
Ahora si quede paralizado sin saber que decir, pero al instante se me ocurrió algo y le dije que era una mujer muy hermosa y que no merecía eso, que yo le proponía una noche mejor y que si quería nos podíamos ir de allí para charlar más tranquilos. Ella accedió.
Como se pueden imaginar, con mis 22 años no tenía auto, pero ella sí. Salimos del bar y nos dirigimos a un Mercedes de película. ...
... Cuando llegamos me dio las llaves y me dijo "Manejas vos". "¿Dónde querés que te lleve?", le pregunte. “Adonde quieras", dijo. Y encare para mi casa.
En el camino podía ver sus piernas perfectas a través de una pollera muy corta que dejaba ver el final de unas medias caladas de color negro que solo se sostenían por un portaligas. Para ese momento estaba al palo y ella lo noto. Comenzó a acariciarme la cabeza con sus finas manos, que terminaban en unas uñas de color violeta, y en un momento se acercó a mi oreja y la comenzó a lamer con una pasión descontrolada. Eso me puso doblemente al palo. Con la otra mano comenzó a tocarme el bulto, masajeándolo con la palma de arriba hacia abajo. Yo ya estaba enloquecido y trataba de manejar y no perderme nada al mismo tiempo.
Mi mano llego hasta sus faldas. Acariciando las piernas llegue hasta la concha, que estaba jugosa y caliente. Mientras me violaba la oreja con su lengua, su mano abrió el cierre de mi pantalón y extrajo mi verga, acariciándola con una suavidad que a punto estuvo de hacerme eyacular. De repente bajo su cabeza y comenzó a chuparme la pija lentamente, acariciándola con su lengua, hasta que no pude más y la acabe en la boca llenándola de leche. Ella, en ese momento, saboreo mis jugos y se los trago sin decir nada más que gemidos de placer.
Mientras acababa y ella me limpiaba con su lengua, apretó mi mano, que estaba en su entrepierna, con tal fuerza que pensé que me la rompía al mismo tiempo que frotaba sus piernas ...