1. Ironía por duplicado


    Fecha: 17/01/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos

    ... a saber durante lo que restaba de noche. Me senté de nuevo frente a mis amigas y pude comprobar que Akim y su amigo habían desaparecido.
    
    “¿Dónde has estado, Eva? El camarero nos trajo dos copas que dejaste en la barra abandonadas”.
    
    “Lo siento, chicas, estaba en el lavabo hablando por teléfono”.
    
    “¡Coño, qué llamada tan importante!, ja ja ja.”
    
    No se habló más del tema. Yo estaba incómoda y bastante congestionada. Notaba una leve brisa de aire fresco en mi chichi desnudo y renuncié al resto de la noche alegando cansancio. Me despedí y, en el taxi de vuelta, repasé mentalmente todo lo que había acontecido durante esos quince minutos en el lavabo de minusválidos y, sobre todo, intenté recordar porqué se llevó mis bragas y procuré adivinar a qué “regalo” se refería antes de desaparecer de mi vista. “El miércoles a las siete”. Ese tipo estaba pirado. Y yo también, si decidía acudir a la cita. Llegué a casa y, antes de nada, antes incluso de enjuagarme bien la boca, eché mano de mi juguete de látex para aliviar mi entrepierna desnuda bajo la faldita, mientras aún podía saborear el gusto metálico de Akim en mis labios y oler los restos invisibles de su savia bajo mis fosas nasales.
    
    El martes siguiente aún le estaba dando vueltas a todo lo acaecido en el lavabo y, sobre todo, lo más grave, es que me estaba planteando seriamente ir a ver a Akim, no solo para recuperar mi ropa intima, sino para reclamar el "regalo" que me había prometido. No podía evitar esa multitud de ...
    ... pensamientos calientes con la certeza de que alguno de ellos se podría cumplir al día siguiente. Ese tío era realmente desagradable y humillante. Y es justo eso lo que me ponía tan cachonda. Era la primera vez en mi vida que la rudeza de un hombre, y sus formas heterodoxas y poco convencionales, llamaban mi atención con tanto deseo. Al final iba a resultar que el imbécil de Santi me había hecho un favor abriéndome las puertas de un sexo basado en la experiencia de la obediencia y el sometimiento.
    
    Ya era miércoles. El miércoles. Y pasé el día en casa estudiando y pensando. A las 6 de la tarde me dispuse a salir de casa para coger el autobús destino Akim. No me vestí de forma especialmente sexy, llevaba unos pantalones pitillo vaqueros, un jersey de lana con cuello alto, calzaba unos stilettos altos que estilizaban mi figura y portaba un bolso de mano. Me aseguré de llevar las bragas bien limpias, recién mudadas, y procuré no mojarlas durante el trayecto. No sé si iba a conseguirlo. Muchas cosas recorrían mi mente, y ninguna de ellas tenían que ver, precisamente, con las de una beata reprimida.
    
    Llamé a la puerta a las siete en punto. Me sentía nerviosa y excitada. Era perfectamente consciente de la razón por la que estaba ahí, y no se me ocurrió recular en ningún momento. Ese moro asqueroso me ponía a mil. Sucio e impertinente despertaba en mí los instintos más primarios. Ya notaba cómo mis partes bajas se calentaban y humedecían por el mero hecho de estar ahí, esperando el ...
«12...456...9»