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Nunca digas no
Fecha: 18/01/2019, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
Lo más que puedo hacer cuando salgo en viaje de negocios con una alta temperatura en los últimos días de la Primavera es acabar en cuanto antes los asuntos de negocio y ponerme a cubierto intentando no aburrirme. Ciertamente que yo tenía previsto acabar en cuanto antes, lo más importante era estampar un montón de firmas a unos documentos, para eso me trasladé a la ciudad de Valencia donde estaba la notaria en cuestión y luego hacer unas visitas a ciertos sujetos que me están realizando unos trabajos concretos de construcción. Con esto de la construcción siempre hay que estar sobre el asunto para que no se eternice, aunque tengas un contrato que lo expresa «todo». Bueno, a lo que vamos. Una cosa tengo clara: cuando vas a una ciudad que no es la de tu residencia habitual, hay que tenerlo todo preparado, en mi caso se encarga Miguel, un chico que me gusta mucho y me anima a que “aproveche el tiempo con cosas que valgan la pena”. Miguel es amigo, me gusta, lo quiero, me quiere pero, lejos de ser celoso, me prepara mis cruising para que me divierta con la única condición que se lo cuente todo. A todo eso añado que Miguel es hijo de la segunda mujer de mi padre, es decir, la mujer que ha puesto paz y alegría en mi familia. La recomendación de Miguel era: — Te vas al Bar “Nunca digas No” en las inmediaciones de las Torres de Quart, aprovechando que por allí tienes uno de tus asuntos. Algunos te buscarán porque eres guapo, no les hagas caso. Te pides tu bourbon doble y ...
... esperas. Llegará un chico más guapo que tú, te reconocerá y sabrás que es él porque te mostrará su móvil con tu foto. Le invitas a una copa rápida para conversar algo e indicarle lo que deseas, y luego te sacará a otro sitio para que descanses y disfrutes. Paga todos los gastos que hagáis, a él ni se te ocurra pagarle porque no es puto, sino un buen amigo mío que folla divinamente, lo sé por experiencia. Déjate hacer... Ah, y en la noche no lo mandes a su casa, llévatelo a tu hotel...” Al acabar todo, ya eran las 16:30, había comido con un tipo que me debía ciertos favores y quiso invitarme a comer agradecido. Vino con un hijo de 15 años al que, al parecer, su padre le había hablado mucho y bien de mí y el muchacho me miraba con simpatía. En un momento de la comida mi amigo ante su hijo me preguntó por las costas del abogado que puse a su disposición y le dije: — Eres mi amigo, fue un favor y el abogado es de la empresa, ni que decir que no me lo preguntes más si quieres mantener nuestra amistad. Dirigiéndose a su hijo dijo: —Lo ves? así es el mejor amigo que tengo. — Solo es un modo de devolver a tu padre algo de lo mucho que ha hecho por mí. Hechos los debidos honores y tras invitar al chico a venirse en las vacaciones con otros muchachos, hijos de amigos comunes, a una travesía en yate por el Mediterráneo, nos despedimos y me fui al bar en cuestión dispuesto a no decir a nadie que No. Todo transcurrió como estaba previsto. Me senté, pedí un bourbon doble y ...