¡Mi hermana, mi mujer, ufff!
Fecha: 20/01/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... piernas separadas mis pies apoyados en el suelo. Mi cabeza recostada en el cabecero de la tumbona. Ella se giro y se sentó delante de mí, apoyando su espalda contra mi pecho. Le pasé los brazos alrededor del cuerpo y la acerqué más a mí. Ella acomodó su cabeza contra mi hombro. Mis dedos empezaron a jugar con su ombligo envalentonados al ver que ella no me rechazaba.
Se te ha puesto un cuerpo de escándalo, hermanita.
¡Ja, ja, ja! Serán los embarazos que me han hecho más voluptuosa; tu mujer sí que tiene un cuerpo de escándalo.
Se rió mientras lo decía. Es verdad parecía mucho más feliz y relajada que al principio de las vacaciones.-
Me gusta más el tuyo, es como más, más...
Ana giró su cabeza en un escorzo para mirarme a los ojos.
A ver lo que vas a decir.
El cuerpo de Gloria es como un río encauzado perfecto, cuidado, el tuyo es como un torrente de montaña que se desborda cuando menos lo esperas, que te hace cosquillas, en las rodillas, en los muslos.
Para, no sigas subiendo...
Ana se apretó contra mí, ronroneaba como una gatita.
¿Qué más?
¿Más?
Sí quiero más.
Bueno, hay partes de tu cuerpo de las que no puedo hablar con conocimiento de causa pero de lo que puedo ver me encantan tus caderas-.
Mientras lo decía desplacé la mano por su cintura y bajé desde allí dibujando líneas imaginarias con todos mis dedos sobre su cadera. Ana no se movió su cuerpo estaba tibio y tranquilo. Mi mano se deslizó por debajo del cordón que unía los dos ...
... trozos de tela de la braguita de su bikini, acaricié con cuidado esa parte sin deslizarme ni un centímetro ni hacia su nalga ni hacia su pubis. Al mismo tiempo empezaba a sentir una enorme presión en mi entrepierna. Mi hermana no decía nada, sus brazos se juntaban sobre su vientre, sus manos, tensas, cubrían mi mano izquierda aún sobre su ombligo, la sostenían, evitando que la gravedad la hiciera caer todavía más abajo. Su cabello me hacía cosquillas en el costado de la cara, en el cuello. Sentía unas ganas irreprimibles de masajear sus pechos por encima del bikini, unas ganas terribles, no podía, no... No podía contenerme. Mi mano derecha crispada rodeó el cordón de la braguita para evitar la tentación de buscar las tetas de mi hermana. Mis dedos dieron varias vueltas sobre sí mismos enrollándose al cordón tensándolo, la tela que cubría el pubis de mi hermana se estiró presionando su vulva. Ana gimió levemente. Ejercí más presión, volvió a gemir. Los pezones empezaban a sobresalir por encima de la parte de arriba del biquini. Ana desplazó una de sus manos y la puso sobre la mía. No quería quitarme sólo evitar que siguiera adelante.
Te has quedado callado, no me dices nada. ¿No hay nada más que te guste?
Me gusta todo, ¿te parece poco?
Todo no es mucho
Ana dejó escapar una risita. Sus manos sujetaban con fuerza las mías.-
Las mujeres siempre queremos más y a veces eso tampoco es suficiente.
Hablas como Gloria.
¿Es eso lo que te gusta, no?
No, la verdad ...