1. ¡Mi hermana, mi mujer, ufff!


    Fecha: 20/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... Los cuerpos de ambas estaban tan pegados entre sí como sus caras. Los pechos de Gloria se estrellaban contra los de mi hermana apartándolos a un lado, mostrando quien era la más fuerte, las caderas de ambas parecían fundirse mientras dos pares de piernas buscaban la posición adecuada para un abrazo imposible.
    
    ¿Por qué le has atado?
    
    Me lo ha pedido él. Me ha dicho que si no lo hacía esta misma noche te violaría.
    
    Ana se rió alegremente. El chochito de Gloria se frotaba contra el suyo. Mi mujer había elevado ligeramente una de las piernas de su cuñada e imitando el movimiento de pelvis de un hombre la embestía entre risas.
    
    Yo le he dicho que en las condiciones en que se encuentra no sería capaz de violar ni a una muñeca Barbie, pero...¡ya ves!... Ha insistido... Ha hablado del fantasma de la electricidad que le ayudaría en el momento de la verdad.
    
    ¿El fantasma de la electricidad?
    
    Recuerda canciones de la infancia, no le hagas caso..
    
    ¡Pobrecito!
    
    Pobrecita yo que me tiene a dos velas. Mira como estoy.-
    
    Gloria llevó la mano de Ana a su vulva. La tenía empapada, podía oír desde aquí el sonido de su flujo vaginal chapoteando entre los dedos de mi hermana. Pero esta no parecía muy convencida.
    
    Yo creo que esta humedad es mía, no tuya, guarra.
    
    ¿Cómo podría convencerte?
    
    Hicieron un sesenta y nueve. Ana chupaba los labios de mi mujer como si quisiera extraer todo su jugo. Su lengua desaparecía en la rajita de Gloria y entonces esta dejaba de succionar ...
    ... el clítoris de su cuñada y se ponía a gemir. No duraba demasiado porque mi hermana se quejaba , le azotaba el culo para que ella siguiera. La vulva de Ana estaba verdaderamente inflamada, me imaginé a aquel animal bombeándola como un loco hasta hacerla gritar, la imagen me excitaba pero hacía que la cabeza me diera vueltas. La habrá follado en el río. Por fin, tras tantos años ha tenido a un macho entre las piernas, pensé, pero no he sido yo. Mis dos mujeres rodaron varias veces, una sobre la otra cayendo fuera de la cama, entre risas. Ana no pudo aguantar más. La zorra de mi mujer era prodigiosa con la lengua. Se corrió, dejándose llevar. Su voz dulce, se hizo más profunda mientras gemía. Sus dedos bailaban sobre la espalda de Gloria mientras la abrazaba desesperadamente. Se corrió durante un tiempo que me pareció interminable, en oleadas. La otra no le dejaba terminar, disminuía la intensidad en el momento culmen y luego volvía a subirla hasta el cielo, y así una y otra vez hasta que Ana le pidió desesperadamente que la dejara ya. Permanecieron un rato tumbadas en el suelo besándose en la cara y en los pechos, Gloria llegó al orgasmo con sus propios dedos mientras mi hermana le mordisqueaba los pezones. Luego se levantó arrastrando a la otra.
    
    ¡Cómo hueles a ese bruto!
    
    Ahora me voy a duchar.
    
    No se te va a quitar en días.
    
    Ana me miraba.
    
    ¿Por qué no le desatas?
    
    Hazlo tú. Aquí está la llave.
    
    Ana parecía reacia, pero debió verme demasiado derrotado. Se acercó ...
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