1. ¡Mi hermana, mi mujer, ufff!


    Fecha: 20/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... cerrado con un disimulo mal calculado. Mi mente se disparó. “Sabes que quiero tu amor pero, cariño, ¡eres tan dura!” Las frases que surgen en el cerebro de un borracho, pensé. La escalera crujía leve, eternamente. A veces se hace tan duro ver.... El cuerpo de Gloria espiaba junto a la puerta. Los ruidos cerca, cada vez más cerca. Gloria salió y me encontré solo, abandonado. No sé cuánto tiempo, voces cuchicheaban en el pasillo. La puerta se abrió de nuevo, y Gloria arrastró dentro a mi hermana. Ana me miraba sin decir nada con los ojos agrandados por mi borrachera. Me contemplaba desnudo y atado sin decir nada, mientras Gloria la abrazaba suavemente. Mi hermana estaba despeinada, desmadejada....estaba sucia, llena de arena. La ha llevado al río pensé
    
    ¿Te ha follado? Hueles a él.
    
    Ana asintió levemente. Gloria introdujo sus manos por debajo del short de mi hermana.
    
    ¿Dónde has perdido las bragas?
    
    Ana sonrió apartando sus ojos de mí. Gloria le desataba los botones. Tiraba hacia arriba de la camiseta. Al menos te ha dejado el sostén, ¡qué detalle! Mi hermana pareció consciente en ese momento de que Gloria estaba completamente desnuda junto a ella y la abrazó tímidamente, acariciando con cuidado su espalda. El enterrador culpable suspira y los saxofones plateados dicen que debería rechazarte, pero...te quiero. Mi hermana se desprendió de la prenda, de las prendas. Gloria la agarraba del culo, le daba la vuelta, le hacía arquear obscenamente el cuerpo para mostrarme su ...
    ... vulva, irritada, enrojecida. Le acarició palpando la entrada de su vagina.
    
    ¡Dios, qué dilatada estás! La tenía gorda, ¿eh?-
    
    Ana no le respondía en voz alta, susurraba, para que no le oyera
    
    ¿Cuántas veces te has corrido, dos, tres, cuatro?
    
    Ana sonrió, me miraba de reojo. Gloria le metió dos dedos en el coñito, lo hizo suavemente pero con determinación. Ana cerró los ojos y suspiró. Parecía intentar separarse pero sin ninguna convicción. Los dedos de mi mujer desaparecieron limpiamente en la rajita de Ana y empezaron a jugar dentro. Al tiempo, con el pulgar frotaba suavemente el clítoris de mi hermana. Ana se quejaba en una mezcla de dolor y de placer, ponía su mano sobre el pubis, intentando alcanzar ella también sus labios vaginales, un territorio ya ocupado, las dos manos con el mismo esmalte de uñas se confundían una con otra mientras danzaban alrededor del bellísimo monte de venus de mi hermana, apenas poblado por un minúsculo residuo de vello fino y dorado que brillaba ya húmedo bajo la amarillenta luz de la habitación.
    
    Te gusta.
    
    Sí.
    
    Hueles a él, se ha corrido en tu cara.
    
    Si.
    
    Gloria pasó su lengua por las mejillas de Ana, por el cuello, la besó, mordió sus labios. La boca de mi hermana intentaba salir a su encuentro, siempre tarde, persiguiéndola a través de su propia cara. Al final se enzarzaron en un beso profundo que duró varios minutos, sus lenguas trabajando intensamente, separándose apenas unos milímetros para poder respirar, para reírse. ...
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