¡Mi hermana, mi mujer, ufff!
Fecha: 20/01/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... Afortunadamente mi ropa estaba en el armario del pasillo porque en el arcón de nuestra habitación apenas cabía la de mi mujer. En apenas diez minutos tenía la maleta hecha y poco después mi coche dejaba el pueblo con el único testigo del amanecer
Recibí varias llamadas al móvil, tanto de Ana como de Gloria. No contesté a ninguna ni leí los mensajes que me escribían. Regresé al trabajo, y varios días más tarde llegó Gloria con los niños. Ambos hicimos como si no hubiera pasado nada, y ella estuvo mucho más cariñosa de lo normal, pero era yo ahora el que me negaba a que me tocara.
Pasaron semanas, dejó de hacer tanto calor y las obligaciones me envolvieron de nuevo. No me sentía bien, no respiraba, no comía bien. Tampoco podía concentrarme en el trabajo aunque mi mente ya no le daba vueltas a nada. El tiempo transcurrió de manera inútil, sin sentido, y, de repente unos días después de la entrada del otoño ocurrió sin más, como algo automático, inercial, como una de esas cosas que mientras suceden te das cuenta de que eran inevitables. Era sábado, no había terminado el mes de Septiembre aún. Tomé el coche y me puse a conducir sin nada particular en la cabeza. La ciudad en la que vivía mi hermana estaba a unas tres horas de la mía. Tuve la sensación de que el tiempo había pasado volando cuando me encontré frente al timbre de la puerta. Oí sus pasos apresurados, iban más rápidos que los latidos de mi corazón. No pudo disimular su sorpresa cuando me vio. Se hizo a un lado y ...
... me dejó pasar. Estaba sorprendentemente bonita, con una falda sencilla y una blusa entallada. Olía a rosas.
¿Y los niños?
Este fin de semana les toca con su padre.
Lo tienes todo bastante bonito, – (mi mirada recorrió todo el salón unido al hall de entrada; no estaba seguro de encontrarla sola)-. Espero no pillarte en mal momento.
¡Oh, no, tranquilo!, iba a comer algo y luego ver la tele. ¿Te preparo algo?
No tengo hambre.
Gloria no...
No, no ha venido.
Dani, siento tanto lo que ocurrió, me siento tan avergonzada por todo, cuando no estaba excitada estaba borracha, si pudiera borrar...-
Se puso a llorar, titubeando, no sabía si avanzar hacia mí y abrazarme o retirarse más atrás. La cogí por los hombros y la atraje hacia mí.
¿Qué parte quieres borrar?
Todas. Me porté como una puta y con mi propio hermano, ¡Dios mío!
¡Vamos Ana!, quieres borrar también lo de la piscina, quieres borrar lo que te dije, ¿no te gustó?
No es eso, pero no está bien.
La apreté más fuerte. Ella intentaba retirarse pero le daba vergüenza oponer resistencia. Supongo que consideraba haberme humillado bastante. Sentía sus pechos, el olor de su pelo. La agarré del culo firmemente y la apreté contra mi paquete, sentía como mi verga crecía aplastándose contra su vientre.
No quiero Dani, no está bien.
¿No está bien; me vas a humillar otra vez, dejándome como un trapo? Ya me mostraste en el pueblo que no me considerabas un hombre.
Levantó la cabeza y me miró. ...