¡Mi hermana, mi mujer, ufff!
Fecha: 20/01/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... Sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Claro que te considero un hombre, ¿qué dices?
Aproveché que había levantado la cabeza y la besé en la boca con algo de violencia. Ella no la abrió, ahora si intentó separarse, pero no se lo permití. La agarré del costado y empecé a desabotonar su blusa. Ella se volvía, intentaba detener mis manos, yo la besaba de nuevo.
¡Déjame bruto!
No, no voy a dejarte, he venido a terminar lo que empecé. Sé que es lo que ambos queremos.
No puedes follarte a tu hermana.
No sé si debo, pero sí que lo haré.
La blusa había desaparecido ya y en un movimiento rápido le saqué las tetas por encima del sujetador y comencé a lamerlas, despacio. Sentía las manos de Ana intentando separar mi cabeza de su cuerpo, su uñas arañando sin convicción mis hombros. Tenía los pezones grandes y sonrosados, no estaban erectos todavía, pero su grosor me excitaba. Los succioné despacio, alternado mis labios con lengüetazos que recorrían todo el pecho. Cuando las manos de mi hermana perdieron presión me incorporé y la besé de nuevo. Seguía con los labios cerrados pero no hizo además de retirar la cabeza. Conduje sus brazos hacia su espalda y los sujeté con una de mis manos mientras le mordía el cuello. No tenía ganas de decirle cosas bonitas como el otro día.
He oído que te gustan últimamente mucho los coños, que te gusta chuparlos hasta que se convierten en un manantial.
Déjame.
Hoy no vas a tener suerte, nena, Hoy toca rabo.
Dani, por ...
... favor déjame.
Le bajé la falda. Llevaba unas bragas rosas, sencillas como a ella le gustaban, con un borde de florecitas. Eran pequeñas, flexibles, metí mis manos entre la tela buscando su rajita, no estaba húmeda, pero sí caliente, sentía como si mi mano se quemase al contacto con aquellos labios turgentes, depilados, recientemente, quizás ayer, con ese culo, redondo, ancho y perfecto.
Gloria te ha enseñado como depilarte, ¿eh? Eso es que quiere comerte bien, no dejar ni un milímetro de tu coño sin humedecer por su lengua. Eso es lo que te gusta, ¿verdad? Pero tengo que darte una mala noticia, hermanita, hoy te toca rabo.-
La levanté violentamente agarrándola del culo y llevándola en vilo busqué la pared más cercana para apoyarla allí. Una vez que su espalda estaba pegada contra la pared seguí izándola hasta que mi cara estuvo a la altura de su pubis, entonces pasé sus piernas por encima de mis hombros y alzando mis manos para alcanzar sus pechos comencé a comerle el coño. Mi lengua inició su trabajo deslizándose por la parte de la vulva más cercana al muslo, luego seguí mordiendo los labios mayores, luego mi nariz se enterró junto a su clítoris mientras la lengua separaba con violencia los pequeños pliegues sonrosados que se cerraban sobre su vagina. El olor a hembra de mi hermana acabó por activar todos los resortes de mi cuerpo. Noté como mi verga se tensaba sobre el slip, como el pantalón parecía a punto de estallar ante la descomunal erección.
Ana sollozaba ...