Cógelo
Fecha: 21/01/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: bargan, Fuente: RelatosEróticos
... desde el baño mientras se ajustaba uno de sus nuevos bañadores ante el espejo. Llevaban varios días de vacaciones en los que ya se habían adaptado a la nueva rutina. Jorge se había inscrito un año más a las clases de tenis que se impartían en el complejo, y ella bajaba a la piscina hasta que su marido regresaba. Comían en algún restaurante tras tomar un aperitivo, después siesta, paseo por la playa en la tarde y cena y concierto por la noche aderezado por unas cuantas copas, no muchas, pues regresaban a su estancia donde hacían el amor apasionadamente.
Una vez dio la aprobación a su aspecto, Lidia cogió su bolso, el libro que estaba leyendo, un refresco del frigorífico y salió hacia los jardines que rodeaban la piscina buscando una sombra acogedora. Se tumbó en una hamaca cerca de una de las duchas, y tras colocar la toalla, se tumbó cómodamente. Abrió el bote y procedió a continuar con la lectura cuando el ruido de la ducha le llamó la atención. Un hombre que acababa de salir de la piscina se duchaba con energía, y Lidia, tras echarle un vistazo de arriba a abajo, se sorprendió a sí misma admirando sus trabajados pectorales y abdominales.
-“Vaya pedazo de hombre” –pensó.-“Qué músculos, y encima es atractivo…”
Y siguió observando cómo una vez terminó, tomó una toalla y una bolsa de tenis y salió de la piscina camino de las canchas.
Se sonrió mientras se imaginaba diciéndole a su marido: -“quiero a éste”.
-“Jorge, devuélveme con globos defensivos mis ...
... smatchs”- gritó David desde el otro lado de la pista mientras golpeaba la bola con fuerza. Jorge devolvió la misma siguiendo las instrucciones de su monitor, y cuando éste iba a golpearla de nuevo, retrocedió un par de pasos con tan mala suerte que pisó otra bola descarriada torciéndose el tobillo, cayendo a la tierra batida con estrépito. Un grito de dolor advirtió a Jorge de que no se trataba de un mero incidente, así que corrió rápidamente a atender a David. Lo ayudó a incorporarse y ambos comprobaron que apenas podía apoyar su pie izquierdo. Se dirigieron fuera de la pista hacia unos bancos, y tras hacer que David se sentara le examinó el pie con detenimiento.
-“Parece que es sólo una fuerte torcedura, Hay que poner hielo lo antes posible” –afirmó Jorge.
-“Pues en el botiquín no hay hielo, me temo” –contestó David con evidentes signos de dolor.
-“Vamos a mi apartamento. Está muy cerca y tengo gel en el congelador. Te lo pones un rato y verás como esta tarde estarás casi bien ¡Venga, arriba con cuidado!” –ordenó Jorge ayudando a David a incorporarse.
Recorrieron en pocos minutos el trayecto con David apoyándose en el hombro de Jorge, y al llegar, le sugirió que se tumbara en el sofá-cama con el pie en alto.
-“Espera, que me quito esto porque si no lo voy a manchar todo con la tierra batida” –comentó David, haciendo alusión a su camiseta y pantalón teñidos de color arcilla.
-“Vale. Toma el gel, póntelo en el pie mientras voy a recoger el equipo. Ahora vengo.” ...