1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 3)


    Fecha: 28/01/2019, Categorías: Incesto Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    ... punto de cumplirla no podía darme el lujo de negarme.
    
    Agarró mi pene entre sus manos, con mucha suavidad. Poco a poco acercaba su cara, sacaba la puntita de la lengua y giraba su cabeza y, cuando ya estaba a punto de introducirla en su boca, retiraba la cara. Luego hacía una pausa para verme a la cara. Sonría la condenada y caliente madura, luego repitió lo hecho un par de veces. Acerco sus senos y ubicó mi pene en medio de los dos. Empezó a hacerme una paja con sus preciosos senos. A esta altura estaba por reventar y sabía que hasta ahora estábamos empezando. Luego de hacer esto por un par de minutos, se metió, por fin, mi pene en su boca. Esta señora sí que sabía de ese tema.
    
    Les conté que Majo era una diosa dando mamadas. Su madre la superaba con creces, era la diosa mayor en lo que a mamadas se refiere. Un par de minutos con mi pene en su boca le bastó para hacerme venir. Cuándo eso ocurrió me dijo, “¿no será solo esto lo que le das a Majo?”
    
    Pero ciertamente esta mujer no sabía el deseo que despertaba en mí. Se podía quedar tranquila porque si se trataba de ella, les digo, esto hasta ahora empieza. Sonreí y la aparté un poco. Le di la vuelta y la hice subirse al sofá apoyándose en cuatro. Empecé a chuparle la concha; no sé si por su edad o por falta de deseo demoró en lubricarse. Pero luego de unos minutos y de un buen masaje de lengua lo conseguí. Empecé a desvestirme y aproveché para ver por última vez el celular. Iba a dejarlo de lado para concentrarme en ...
    ... coger de la mejor manera posible a esta caliente señora. Siete y veinte, tenía 25 minutos para lograrlo.
    
    Introduje mi pene fácilmente en ella. Estaba durísimo a pesar de que había conseguido hacerme venir hace solo unos minutos. La agarré fuerte de las caderas y empecé a empujarla con mi pene adentro. La caliente madre de mi novia, se resistía a dejarme ver sus gestos de placer. Fingía no disfrutarlo, pero ocasionalmente se le escapan unos deliciosos gemidos. “¡Cómo me ponía esta mujer!”
    
    Incrementé el ritmo, a medida que la cogía más fuerte ella dejaba deslizar sus brazos hacia delante, elevando así más su culo y aplastando su pecho y su cara contra los cojines del sofá. Pasados unos minutos y habiéndonos sumergido, ya esa altura, en nuestros deseos de placer; Majo, la mujer que había parido a la mujer que amaba, no solo gemía si no que gritaba a plena confianza. Nos dejamos llevar, yo quería que nunca terminara esto.
    
    Cuando la vi al borde de la inconsciencia del placer me detuve. La hice voltear y antes de hacer o decir cualquier cosa, levanté y dejé caer rápidamente mis cejas mientras le sonreía. Sin soltar palabra me respondió con una sonrisa cómplice. La acosté y empecé a cogerla en la posición tradicional. Ahora estábamos frente a frente, viéndonos la cara mientras cogíamos desenfrenados. Empecé lentamente, buscando también recuperar un poco el aliento. Nuevamente fui incrementando el ritmo a medida que pasaban los minutos. La forma de gozar el sexo de esta señora ...
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