El pellizco de mi cuñada
Fecha: 30/01/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... respiración contenida se convulsionaba sin parar de restregarse el pene el clítoris, hasta que soltó un quejido de placer.
Justo en el momento de su clímax se oye el chirriar de la puerta de la cocina que daba a la entrada, el corazón nos dio un vuelco y ella se agachó rápidamente cogiendo con las dos manos la pequeña falda para proteger de la visión su culo, tapando nuestros sexos, se sentó sobre el pene que se clavó en su vagina, rápidamente y sin resistencia, a causa de la humedad existente en su chochito, nos quedamos inmóviles mirando hacia la puerta y en eso asomó su hijo pequeño Jose, que se quedó mirándonos inmóvil
¿Mamá, que estáis haciendo?
Cariño, estamos jugando al tren, quieres jugar con nosotros
El muchacho dijo sí a su madre, pero la cara de su madre, estaba roja y los ojos relucientes por el orgasmo que aún soltaba los últimos espasmos, apretando la sedosa vagina el tronco de mi pene, la respiración era cansada, pero tuvo la suficiente agilidad en la reacción y le dijo.
Sube aquí detrás, yo soy la máquina y tú serás el último vagón
¿Y el tío, que es?
Su madre la ayudó y se puso a horcajadas sobre mis piernas agarrado a la cintura de su madre que moviendo sus caderas le dejó un poco de sitio, al mismo tiempo se posicionó a tope sobre mi pene clavándoselo más aún si cabe, respirando hondo con los ojos cerrados.
El tío es el motor, ……………. Vamos tío dale al motor.
Entonces Yolanda con el niño cogido a sus caderas empezó a moverlas ...
... hacia adelante y hacia atrás bombeando mi pene en el interior de su vagina, acompañada por el movimiento de su hijo que reía por el juego, la fricción de las paredes aterciopeladas de su chochito en mi pene era una sensación celestial tras tanta espera.
Yolanda seguía bombeando con sus caderas sobre mi pene, con la respiración entrecortada y con jadeos silenciosos y su hijo colgado de sus caderas, hasta que a los pocos minutos no aguanté mas y mis testículos empezaron a bombear leche, intenté disimular para que el niño no se diera cuenta pero hice lo que pude, en la primera embestida levanté las caderas para llegar lo más profundamente posible y solté un chorro de esperma caliente que golpeó contra lo más profundo de la matriz de Yolanda, los dos subieron hacia arriba más de un palmo, ella jadeó de placer y con los músculos de la vagina apretaba mi glande rítmicamente. El niño reía pidiendo más, posteriormente hice tres movimiento rápidos con las caderas y solté tres o cuatro chorros de leche en el interior de su vagina, con tanta presión acumulada que casi se podían oír los sonidos de la eyaculación dentro del chocho, me quedé quieto, inmóvil, mientras terminó de manar la leche de mi pene llenando el chocho de Yolanda, que empezó a chorrear leche sobre mis testículos goteando y mojando totalmente la silla donde estábamos los tres sentados.
Me quedé exhausto acoplado, al sexo de Yolanda, mientas el niño al ver que aquello paraba se cansó de jugar y dijo
Mamá me voy a ...