1. Domando a la yegua de mi hijastra


    Fecha: 01/02/2019, Categorías: Poesía Erótica, Autor: ALEJOGOMEZ6991, Fuente: CuentoRelatos

    Eran las 4 pm, ya sabía que el vuelo había arribado por lo que pronto volvería a ver a mi hijastra, la Monita, como llamaba de cariño, quien venía a terminar su último año de secundaria. Hacia algunos meses no la veía porque se encontraba con su familia materna mientras nos organizábamos con la mamá, pero había llegado el momento oportuno de vivir todos juntos. Sin embargo dudé ese mismo día al verla, pues la Monita ya con 19 años, estaba hecha toda una mujer muy alta ella 1.76 cm., de pelo largo de color castaño claro rizado, también observé así por encima que contaba con un muy bonito cuerpo y su cara bonita que siempre había tenido, pero mi duda era porque sería difícil de pronto cuidar a una chica tan bonita, pues tenía pinta de reina modestia aparte!
    
    Pasaron los días y la verdad yo no pasaba mucho en casa por estar trabajando por lo que mi señora se encargaba de todo de la casa y hasta el momento mi relación con mi hijastra no era cercana pero cordial pero un día fueron unos amigos a casa para jugar un poco de póker y conocieron a la Monita por unos segundos que paso a llevarnos unas cervezas a la sala pero esos segundos basto para que mis amigos me hicieran el comentario; “Tremendo percherón” refiriéndose al tamaño de la Monita pero también comentaron; “Mucha hembrononon” “Va tocar regalarle la silla y los estribos” lo cual causo gracia a todos comenzando reír.
    
    Lo cual realmente me molestó un poco, pero no le presté mucha atención y seguimos jugando como si nada, ...
    ... para la noche ya cuando mis amigos se habían ido mi señora me pidió el favor de subirle la comida a la Monita al cuarto lo cual hice inocentemente y al entrar a su cuarto ella estaba en piyama corta sentada encima de la cama con las piernas recogidas las cuales fue inevitable detallar pues veían unos muslos grandes carnosos como dos jamones que provocaba echarle muela, pero pude controlarme de tal forma que no me viera morboseando sus muslos la Monita.
    
    Salí entonces del cuarto, pero ya con mi cabeza trastornada no solo con lo que había visto sino con los comentarios de mis amigos y reconocí que tenía razón diciéndome mentalmente; “Que patotas de yegua”. Pero comenzaron mis problemas, esa noche no dormí, ya sentía la necesidad de verla por lo que al día siguiente llegue más temprano valiendo la pena porque la vi llegar del colegio con su uniforme de camisa, chaqueta y medias blancas acompañada de una falda azul oscura que dejaba ver ya sus encantadoras piernotas y que no había disfrutado hasta entonces.
    
    Pero lo mejor estaba por venir pues verla sentada en el comedor fue nuevamente antojarme de sus muslos enormes mientras mi señora nos servía la comida, luego se me hizo agua la boca cuando la veo recostada en el mesón de la cocina mientras conversaba con su mama pues esa pose me calentó por ver esa cola paradita ahí apenas para levantarle la falda para un gozo, pero por respeto a mi señora di media vuelta y un duchazo de agua fría me quito la calentura por un rato porque ...
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