1. Tres enormes y musculosos negros llenaron mis huecos con sus vergotas y su semen


    Fecha: 02/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Svett, Fuente: CuentoRelatos

    Un día que fui a Los Ángeles, Estados Unidos de vacaciones con una amiga, su novio y su hermano que gustaban mucho del basquetbol me invitaron a un partido de la NBA y acepté, aunque a mí no me gusta ese juego, solo quería divertirme. Eran pases especiales que un influyente amigo de los muchachos les había regalado, entonces estábamos cerca de la cancha. Así las cosas, salieron los jugadores de los equipos a hacer prácticas y pronto me admiré con algunos de ellos que lucían tremendos bíceps y me empezó a gustar "el juego"; de pronto mi vista se quedó fija y mi quijada caída al ver el rostro de uno de ellos, me fascinó su cara tan perfecta y tan simpática. Pronto supe que se llama Karl Malone y durante el partido no hacía sino verlo que se movía vigorosamente y a veces sonreía angelicalmente con sus compañeros. En el otro equipo pude admirar otros 2 negrotes corpulentos que parecían unas moles de carne dura. Al terminar el partido mi negro precioso iba de salida me levanté y le dije adiós con mis manos, él volteó me enseñó su dedo pulgar arriba y me hizo un sensual guiño de ojo que hizo que mi vagina se retorciera, mi piel se pusiera chinita y mis pezones se endurecieran con las ganas que me dieron de poseer aquel gigante de ébano.
    
    De camino al antro después del juego me distraía mucho pensando en "mi" Karl y mis pensamientos volaban hacia mi cama donde podía admirarlo completamente desnudo. Mis ganas de tenerlo iban creciendo y poco a poco fui mojando calzones y ...
    ... pantimedias y hasta me dieron ganas de conformarme con el hermano de mi amiga; pero no, el tipo era guapo y agradable, pero yo necesitaba algo en extremo grande y él estaba un poco esmirriado, aunque alto, así que me aguanté y ya terminada la salida que fuimos al hotel, de nuevo me asaltaron pensamientos bestiales con mi macho Karl. En el elevador iba deseando fuertemente que me estuviera esperando en mi cuarto para deshacerme son sus brazotes y su -me imagino- enorme y grueso garrote.
    
    Y sí, al abrir la puerta esperanzada, vi que en mi cama había un bulto cubierto con las sábanas que empezó a moverse al sentir que se abría la puerta; prendí la luz y él asomó su cara para pedirme que apagara la luz regalándome otro guiño baja calzones. Asombrada apagué la luz y me acerqué esperando que no se desvaneciera entre las sábanas quedándome prendida y alborotada. La poca luminosidad que llegaba de la ventana entre las persianas me sirvió para sentarme en la cama y tocar aquello que estaba arropado; bajé la sábana y ahí estaba mi macho, sonriendo coquetamente... hechizándome... busqué su boca con la mía lentamente y al contacto de nuestros labios empecé a chorrear con ligeras convulsiones en el vientre. Mi negro tomó mi cabeza y me besó con fruición, moviendo mis labios y mi lengua a su antojo con su jugosa boca y su movediza lengua. Con una mano bajé la sábana al tiempo que acariciaba su tórax lleno de músculos hasta llegar al lugar indicado, topé con algo que parecía un tronco durísimo el ...
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