1. Tres enormes y musculosos negros llenaron mis huecos con sus vergotas y su semen


    Fecha: 02/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Svett, Fuente: CuentoRelatos

    ... cual manoseé con furia y lo masturbé mientras gozaba de sus largos y deliciosos besos... solo se oía una variedad de ruidos húmedos de bocas y lenguas, además del roce de mi mano con la sábana al maniobrar aquel garrote a mi antojo.
    
    Entonces mi hombre me volteó y me arrastro bajo su cuerpote que ya estaba sudando igual que en el juego; me puso su cosa dura en la panza y se movió suavemente aplastándome y cubriéndome con todo su cuerpo casi haciéndome desaparecer entre su celestial anatomía y mi cama. Mis gemidos y respiración entrecortada acompañaban su ronroneo de león excitado, luego bajó a merendarse mi piel desde el cuello y hasta mis caderas pasando su boca una y otra vez por mi sensible piel que ya me hacía exhalar profundos suspiros y ayes de placer cuando me lenguaba los pezones, más parados que nunca.
    
    Entonces él se levanta al lado de la cama y me hace señales de que me acerque, lo hago y me hinca en la cama mientras mi deseo aumenta al ver su hercúlea figura y su pedazote de carne sexual apuntando hacia mi vagina. Pone la cabeza de su miembro entre mis piernas y me jala hacia él; me penetra con dulzura y mi vista se nubla de felicidad, su gordo y acerado glande abre camino hacia mi fuente de placer y nos abrazamos, sus brazotes me levantan y me presionan logrando que su sexo me llegue hasta los más profundo de mi ser causando un temblor en mi cuerpo que me hace abrazarlo herméticamente con brazos y piernas. Empieza el vaivén de la sexualidad y con él, de ...
    ... nuevo los gemidos, los suspiros... mis jugos calientes que fluyen, se mezclan con el sudor de mi macho precioso y bañan sus piernotas.
    
    Mi culo empieza a latir sintiéndose discriminado y entre sofocos le digo a mi hombre que después quiero que me ensarte su palo entre mis nalgas. Me dice que no es necesario porque ya llegó otro macho a sofocar mi fuego anal; volteo hacia atrás desfallecida y ahí está uno de los corpulentos negrotes que jugó esa noche, sin ropa y enseñando su montón de músculos y masturbándose el enorme pene. Mi ano goloso se empezó a aflojar como con magia, la mole se puso en mi espalda y me estrujó con sus manotas y me comió la espalda dándome chupetones y mordiscos que me hacían tener contorsiones. Mi Karl me soltó sin dejar de meterme y sacarme su palo para que me tomara el corpulento que me manoseó burdamente las tetas causándome estertores sexuales; me recargué en su hombro y le pedí ronroneando que me despedazara el culo con su fierrote, lo cual hizo de inmediato. Me lo arrimó entre las nalgas y encontró pronto el palpitante y humedecido agujero; sin piedad me incrustó de un empujón su palo provocándome un dolor extremo que me hizo gritar entre placentera y sufridamente, entre mi llanto y mi sonrisa empezó a rasparme el recto con violentas sambutidas tomándome de las tetas mientras Karl seguía con su ritmo lento. Mi cuerpo agradecido tuvo una erupción de placer en forma de chorros de jugos vaginales y contracciones anales.
    
    Después de un minuto de sexo ...