La hermana de mi compañera
Fecha: 03/02/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... charlamos, que hace mucho que no nos vemos.
Acepté la invitación, porque mi relación con Lola era muy buena. Empezó a venir a las cenas que organizábamos los compañeros de clase, según me dijo después, para conocer al chico que le gustaba a su hermana, y el primer día estuvimos mucho tiempo charlando en los pubs donde fuimos a tomar copas. A pesar de que era 11 años mayor que yo, la charla fue agradable. Ella se dio cuenta enseguida de lo que pasaba entre María, Tere y yo, y después del tercer cubata, comenzó a hacerme confidencias.
Tenía novio, pero por motivos de trabajo se pasaba las semanas viajando por toda España y muchos fines de semana no podía venir a verla. Ella trabajaba como encargada en un comercio, y también tenía que trabajar bastantes sábados, por lo que a veces estaban tres o cuatro semanas sin verse. Quería mucho a su novio, pero más de una vez la encontré un poco harta de la situación.
Esa situación de infelicidad compartida nos hizo estrechar bastante nuestra relación. Aunque nunca quedé con ella fuera de esas cenas de clase, me confesó que le apetecía mucho venir, y que si faltaba a alguna era porque ese fin de semana había podido por fin quedar con su novio. Según me dijo, me consideraba su mejor amigo, y tengo que reconocer que yo sentía por ella lo mismo. Probablemente, de no saber que iba a poder charlar con ella, hubiese dejado de ir a las cenas.
Me hizo pasar al salón, puso música en la cadena y me preguntó si me apetecía un cubata. ...
... Me reí y le dije que era un poco pronto para empezar, pero entonces me dijo toda seria que como siempre nos veíamos en pubs, se le haría raro estar conmigo sin música de fondo y un vaso en la mano. Los dos bebíamos lo mismo, whisky con limón, así que no tuvo que preguntar. Preparó los vasos, me dio uno y se sentó a mi lado en el sofá.
Sinceramente, siempre había visto a Lola como una magnífica amiga, pero mi experiencia con Erika había hecho cambiar mi forma de ver a las mujeres. Esa tarde, mientras la veía preparar los cubatas, la valoré por primera vez como mujer, imaginando cómo sería el cuerpo que cubría la camiseta larga de algodón que usaba para estar en casa, y que le llegaba a la altura de las rodillas.
La verdad es que Lola era bastante atractiva. Un poco bajita (1’60 calculaba yo), con pelo negro, liso y muy largo, y una carita dulce sobre la que destacaban unos preciosos ojos verdes. Tenía un buen tipo, aunque era algo ancha de caderas y un poquito culona, pero era de cintura estrecha y tenía unas piernas bien torneadas que mostraba siempre con minifaldas. El pecho era normal, y además lo solía disimular con jerseys o blusas anchas, nunca enseñaba escote. Unicamente recordaba una cena en la que se puso un jersey ajustado que resaltaba unos pechos como he dicho normales de tamaño, aunque muy bien colocados.
Estuvimos un rato charlando sobre temas intrascendentes, películas, libros, el calor que estaba haciendo ese verano, y contándonos como nos iba en el ...