1. La hermana de mi compañera


    Fecha: 03/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... acariciar uno de sus pechos por encima de la camiseta. Llevaba un sujetador muy fino, y a pesar de la camiseta y del propio sujetador, notaba bajo las telas como su pezón se iba poniendo duro y crecía de tamaño al contacto con las yemas de mis dedos.
    
    Entonces fui yo el que puse mi lengua en acción, y el beso pasó a ser de tornillo, con las dos lenguas entrecruzándose. Llevé mi otra mano a sus rodillas, y empecé a acariciarle las piernas, levantándole la camiseta mientras mi mano subía por la cara interior de sus muslos hasta alcanzar la tela de sus braguitas. Lola me dejó hacer, y noté sobre la tela húmeda de flujos el calor que desprendía su coño mientras lo acariciaba. Yo estaba a mil, y era el momento de saber si aquello iba a ir a más o se quedaría en un calentón.
    
    Me levanté, y Lola me preguntó con voz dulce a donde iba. No le contesté. Me arrodillé delante de ella, le separé las piernas y empecé a recorrer a besos el camino que solo un momento antes había seguido mi mano. Lola abrió aun más las piernas, se deslizó hacia abajo para que su culo quedase apoyado en el borde del asiento, y me dejó hacer. Me lo tomé con calma, besando y recorriendo con la lengua cada centímetro de sus muslos, hasta que llegué a sus bragas, y le besé el coño por encima de la tela. Empecé a quitarle las bragas, y ella me facilitó la tarea levantando el culo y doblando y juntando las piernas.
    
    En contraste con el coño completamente depilado de Erika, el de Lola tenía un aspecto salvaje. ...
    ... Estaba claro que hacía tiempo que no veía a su novio, y no pensaba que esta tarde pasase lo que estaba pasando, por lo que no se lo había arreglado. Tenía ante mí una buena cantidad de pelo negro, que fui separando con mis dedos hasta dejar a la vista el trofeo que estaba buscando, caliente y empapado de jugos. Puse en práctica todo lo que había aprendido ya, y regalé a Lola una comida de coño, modestia aparte, de primer nivel. Ella me lo agradeció con cada gesto y cada palabra. Le oía gemir, decir frases entrecortadas, pedirme que siguiese, llamarme guapo y lindo cuando mi lengua titilaba su clítoris y me sujetaba la cabeza con sus manos, para que no la retirase. Estaba descubriendo poco a poco que me iba a costar llevar a Lola al orgasmo mucho más de lo que estaba acostumbrado con Erika, que se corría con mucha facilidad, pero al fin, después de un buen rato de hacer trabajar mi lengua y mis dedos, noté como sus muslos apretaban mi cara, arqueaba el cuerpo levantando el culo del asiento, y se corría casi en silencio, solamente acelerando su respiración mientras mi cara se llenaba de flujo.
    
    - Ha sido genial, Juan… Joder, no sabía que esto era así de bueno.
    
    Lo dijo con un hilo de voz, mientras yo seguía arrodillado entre sus piernas, acariciandole las caderas antes de que mis manos se perdiesen bajo la camiseta en busca de sus pechos. No me dejó alcanzarlos. Se puso de pie y me hizo levantarme a mí.
    
    Empezó a besarme, mientras me desabrochaba los botones de la camisa, ...
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