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En un baño público
Fecha: 03/02/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
La puerta ladra su mala lubricación y junto al sonido de los pasos el cuchicheo extraño de las voces. Los mosaicos lucen una limpieza pocas veces creíbles en estos lugares. La abundancia de papel higiénico y el cerrojo que calza con una precisión absoluta en la ranura, acusan un prestigio que desciende por el baño del restaurante hasta la atención impecable de los mozos. Dan ganas de quedarse una vida sacando e introduciendo el cañito de acero, al menos hasta que falsee o la presión sea tan fuerte que todo parezca volver a la normalidad. Los inodoros cargan encapuchados con sus respectivas tablas. Nechu con la pollera levantada y las rodillas tirando de la bombacha intenta hacer pis en posición de galope; sólo por costumbre y no porque el sitio realmente lo merezca. Cae el primer goteo y se interrumpe con la entrada blanda de las dos mujeres. Intuye que no hay una sola por el ruido desparejo del calzado pero tampoco está segura de que sean un par. Palanquea desde la vejiga siendo inútil el esfuerzo por terminar de mear. Se empareja fastidiosa la ropa, abre con placer la manija del compartimento y escucha un gemido que rebota como eco y vuelve a instalarse en otro más aflautado cerca de las canillas. Cierra con urbanidad la puerta y en lo que dura el asombro procura descifrar los murmullos constantes que invaden la totalidad del baño. Se levanta nuevamente la pollera y se sienta sobre el brillo de la tabla. “Esto es ridículo” - piensa - “Salgo rápido y listo”. Antes de ...
... tomar el envión para huir una de las tantas palabras toma forma, y al instante la siguiente; son comestibles y llevan en la melosidad de los dientes las ganas apretadas desde hace mucho tiempo. Tan solo palabras desgarradas con la protección innata de no ser oídas ni por ellas mismas. Nechu está a punto de toser adrede, carraspear con el disimulo falso de la inocencia sorda. No es mala opción tirar de la cadena o levantar la tabla; algo que ponga aviso y rompa con su cuadrado transformado involuntariamente en su pequeño escondite. No hace nada de esto, al contrario, apoya los pies, es decir, los tacos de los zapatos sobre el canto de la puerta y espera que ninguna de ellas localice su presencia. La gelatina de los besos ligada al salto ronroneado de vocales cambian por completo su estado de ánimo. Ahora nace la intriga de cómo son, sus caras, sus cuerpos, sus ropas. La palabra de una de ellas delata que no tiene más de treinta, la otra sostiene un descanso natural en la voz, no parece mayor en edad pero sí en experiencia. Unos labios finos y rectos inauguran en la imaginación de Nechu la figura desconocida. Un maquillaje desapercibido estiliza los rasgos cálidos de una cara vulgarmente bonita. No llega a crear su altura ni sus manos, por un instante piensa en espiar pero no duda en continuar inmóvil. Acaricia sus tetas grandes y firmes, la blusa libera dos botones y deja ver su corpiño crema que cubre parte de una aureola sensiblemente rosada. Se las mira como si no las ...